Las patas de gallo y el código de barras son probablemente dos de los defectos estéticos faciales que más molestan a quién los padece. La edad, pero también factores como el estrés, la ansiedad, el efecto de la exposición solar, fumar, la mala estimulación o la gesticulación dan lugar a estos signos de envejecimiento.
No obstante, sea cual sea el motivo, existe una forma rápida de eliminar las antiestéticas patas de gallo y el código de barras gracias a tratamientos mínimamente invasivos con resultados excelentes que no suponen exponerse a un quirófano.
En este sentido, la doctora Nelly Cartró, especialista en cirugía plástica, reparadora y medicina estética avanzada de Clínica Opción Médica, propone un tratamiento ideal para difuminar las patas de gallo y las arrugas del entrecejo: la toxina botulínica o bótox, tratamiento recomendado para tratar las dos zonas ya que proporciona excelentes resultados a la hora de reducir las arrugas de expresión; el ácido hialurónico puede aplicarse también como tratamiento complementario al bótox en aquellos casos en los que la arruga se marca incluso con la cara relajada.
Y es que, el bótox es una proteína que relaja temporalmente el músculo donde se infiltra, de modo que atenúa las arrugas de expresión, aquellas que van apareciendo con el movimiento del rostro con acciones como el lloro o la risa, y que provocan que los músculos se contraigan y con el paso del tiempo la actividad de estos produzca arrugas como las patas de gallo, las líneas de la frente o el entrecejo.
Existe una forma rápida de eliminar las antiestéticas patas de gallo y el código de barras gracias a tratamientos mínimamente invasivos
Además, es un tratamiento mínimamente invasivo, rápido y totalmente indoloro. Se aplica a través de microinyecciones directamente en el músculo responsable de la formación de la arruga. Al relajarlo se consigue prevenir la formación de nuevas líneas de expresión ya que impide el aumento de las arrugas existentes y previene la formación de nuevas.
El bótox se aplica en el tercio superior del rostro, sobre todo en frente, entrecejo y patas de gallo, pero también puede utilizarse para algunas arrugas de la nariz o cuello, por ejemplo. Sus efectos tienen una duración aproximada de 9 meses.
Por otro lado, las arrugas que van apareciendo por encima del labio superior (el famoso código de barras) son eficazmente tratables con ácido hialurónico, otro gran descubrimiento para rejuvenecer el rostro. El ácido hialurónico es una molécula que todos tenemos en el organismo cuya principal función es la de captar agua y retenerla. En el proceso de envejecimiento esta sustancia se degrada y el organismo disminuye su reposición, el resultado es la pérdida de volumen y aparición de arrugas.
El ácido hialurónico se aplica mediante microinyecciones directamente en la piel. Además de aportar el ácido hialurónico perdido, permite remodelar formas y contornos del rostro y labios y dar volumen en las áreas modificadas por el proceso de envejecimiento. Asimismo, permite rellenar surcos y aquellas arrugas más profundas y visibles con el rostro en reposo, sin gesticular.
También se utiliza para devolver volumen a zonas como mejillas y mandíbula, afectadas por el envejecimiento, para reducir las ojeras y aumentar el volumen de los labios. Conseguir uno u otro resultado dependerá de la densidad y las características de ácido hialurónico infiltrado. Igual que en el bótox, la pérdida del efecto es gradual y la duración puede llegar hasta los 12 meses, dependiendo de diferentes factores.