En otoño, con la caída de la hoja, comienzan los días con menos luz y, normalmente, el bronceado es ya solo un bonito recuerdo. Es el momento de eliminar las manchas pigmentarias, ya que cuando la radiación es menos intensa, la piel se puede recuperar mejor del tratamiento y se minimiza el riesgo de volver a pigmentarse. Estas temidas marcas, a las que muchas personas achacan la mala cara o el aspecto envejecido de forma prematura, tienen solución.
La doctora Margarida Dos Santos, directora médica de Clínicas AEVO, explica qué estrategia tomar, según sea el origen de la mancha.
Las manchas más habituales se llaman léntigos y aparecen por una reacción de la piel a la acumulación de radiación solar. Son lesiones hiperpigmentadas, planas y pequeñas, que aparecen normalmente en cara, escote y dorso de las manos. Generalmente se desarrollan a partir de los 40 años, en personas que se han expuesto mucho al sol a lo largo de su vida.
Cuando la radiación es menos intensa, la piel se puede recuperar mejor del tratamiento y se minimiza el riesgo de volver a pigmentarse
El otro tipo de mancha es el melasma, que presenta un componente hormonal. Aparece sobre todo en mujeres, durante el embarazo o al tomar anticonceptivos orales. Suele aparecer en la cara, en labio superior, mejillas y/o frente. Los lentigos son más fáciles de tratar; el melasma es complicado.
¿QUÉ TRATAMIENTO SUGIERE CLÍNICAS AEVO PARA CADA TIPO DE MANCHA?
Ambo tipos son benignos y su tratamiento es, por tanto, estético. El proceso parte de un buen diagnóstico: identificar el tipo de mancha y el tratamiento adecuado, teniendo en cuenta el tipo de piel del paciente. Nunca se empieza sin eliminar los factores predisponentes: nada de exposición solar y fotoprotección muy alta de amplio espectro todo el año. Es básico, además, un tratamiento domiciliario a base de cosméticos con ingredientes despigmentantes.
Para el melasma se realizan peelings químicos, es decir, tratamientos dermocosméticos en los que se busca aclarar la lesión pelando las capas externas de la piel con el objetivo de la regenerar la piel de esa zona.
El láser Fotona elimina de forma selectiva y eficaz las lesiones a tratar, en este caso, los léntigos solares.
Los lentigos se eliminan por completo pero hay que respetar el tratamiento preventivo para que no vuelvan a salir por acumulación de sol. El melasma no desaparece -pero se aclara- y el sol siempre puede reactivarlo si no se protege adecuadamente la piel.