¿Por qué no comprar una máscara de LED roja?: “No concibo la cosmética de esa forma”

Las máscaras de LED roja han ganado gran popularidad en los últimos años. Una ingeniera química explica por que no es partidaria de este tratamiento tan popular.

Máscara de LED roja (Foto. Freepik)
Máscara de LED roja (Foto. Freepik)
24 mayo 2024 | 15:00 h

La terapia con luz LED se ha convertido en uno de los tratamientos más populares los últimos años. Su objetivo pone el foco, principalmente, en el cuidado de la piel a través de su acción antienvejecimento y antiinflamatoria. De esta manera, la fototerapia se posiciona como uno de los protocolos más usados para combatir signos de la edad. Desde arrugas o manchas, hasta mejorar de la calidad de la piel a través de la estimulación de dos activos imprescindibles, el colágeno y elastina.

Por eso, la popularización de las máscaras de luz LED cada vez es mayor en la industria de la belleza y cosmética. Gracias a sus múltiples beneficios se ha vuelto uno de los protocolos favoritos de muchas personas. Y es que, no solo mejoran el aspecto de la tez, sino que contribuyen a la mejora de determinadas patologías como la dermatitis, el acné, la rosácea, la psoriasis, las cicatrices por acné o el propio acné.

¿CÓMO FUNCIONAN?

Durante las sesiones, la energía eléctrica penetra en la capa de la dermis en forma de luz LED. Esto se consigue a través de las variaciones en las ondas de la energía que transportan la energía mientras las dirige hacia las capas más profundas de la piel.

Los emisores de la luz ayudan a regenerar las células cutáneas, una acción que revitaliza el rostro y favorece el sistema linfático. No solo ayuda a la firmeza general del cutis, sino que regula la actividad antibacteriana y seborreica de la piel, lo que se traduce en un tratamiento anti-acné.

Existen distintos tipos de longitud de onda que se corresponden a cada color y tiene una acción diferente. Cada una penetra a una profundidad determinada y tiene efectos diferentes en cada piel. Es el caso de la luz roja, una de las más comunes cuyo efecto está caracterizado por su facilidad a la hora de ser absorbida y su inocuidad. Tiene su actuación en la capa más externa de la piel, en la epidermis,  y es por eso que su principal resultado es la estimulación de colágeno. Esto sucede porque la luz estimula a los fibroblastos, que se encargan de producir esta proteína antiedad disminuyendo la profundidad de las arrugas.

ANTIINFLAMATORIO

Ayuda a combatir las cicatrices gracias a la luz púrpura, que combina la acción desinflamante de la luz azul y la actividad restauradora de la luz roja. Algunas imperfecciones como las manchas producidas por la sobreexposición solar se pueden ver muy beneficiadas, puesto que induce la circulación sanguínea en toda la tez y alivia el enrojecimiento de la piel mientras combate la hinchazón o la inflamación.

ANTIEDAD

Para atenuar el paso del tiempo en la piel, la fototerapia estimula el colágeno y la elastina para evadir las finas líneas de expresión y promover una restauración de la firmeza mientras combate la flacidez. Por el lado del colágeno, su estimulación supone un potenciador que previene arrugas y laxitud. Mientras que la elastina es una proteína caracterizada por ser uno de los principales elementos que contribuyen a la elasticidad de la piel.

“No concibo la cosmética de esa forma”

La ingeniera química, Cristina Carvajal (@caldesnud), publicaba un vídeo a través de sus redes sociales donde explica porque un nunca compraría o usaría una máscara de luz roja.

Tal y como apunta la experta: “La fototerapia no es un concepto nuevo”. Pues bien, esta tecnología lleva siendo empleada durante años para múltiples usos en medicina. Cristina ejemplifica con una de las prácticas más comunes: para los recién nacidos se emplea la fototerapia azul cuando padecen de ictericia.

En adición, Cristina explica que existen investigaciones con dispositivos de longitudes de onda de entre 630 y 830 nanómetros, donde se afirma que nuestra piel reacciona de manera muy positiva a este rango de emisiones. Así, se resulta  en la estimulación de la síntesis de colágeno y mejora general de la textura y tono de la piel.

“Disfruto haciendo mi skincare”

Cristina explica las razones por las que no compraría este artículo de belleza. Y es que, la experta aboga por usar la dermocosmética y apostar por los productos de skincare, en lugar de tratar de conseguir el efecto antiedad a través de este método.

Para Carvajal cuidar de la piel es una experiencia en la que se disfruta de todos los pasos: “Yo disfruto haciendo mi skincare”. La experta afirma que, desde su perceptiva, es un concepto que no tiene sentido de cara a retrasar el envejecimiento y ella no se quedaría “quieta esperando a que haga efecto”.

 

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