No es obesidad mórbida ni está considerada una enfermedad, pero desfigura las piernas de forma desproporcionada, sin responder a la dieta o al ejercicio.
Hablamos del lipedema, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de una acumulación atípica, blanda y simétrica del tejido graso subcutáneo, que se acompaña de hinchazón permanente y se apodera de las piernas, a las que convierte en dos columnas sin forma.
Este almacenamiento desproporcionado, que no guarda relación con el sobrepeso, tiene como consecuencia el colapso del sistema linfático, que se ve entorpecido y desbordado
Aunque en su estadio más evolucionado puede afectar a los brazos, generalmente se focaliza en los glúteos, muslos, rodillas y tobillos, pero nunca en los pies. Este almacenamiento desproporcionado, que no guarda relación con el sobrepeso, tiene como consecuencia el colapso del sistema linfático, que se ve entorpecido y desbordado.
Sin embargo, es un problema que puede combatirse con el lipoláser de Instituto Médico Láser (IML), un procedimiento mínimamente invasivo, que se realiza con una fibra óptica, fina y flexible.
Introducida bajo la piel, dirige la emisión láser, que derrite los adipocitos en la zona a tratar, preservando nervios, vasos sanguíneos y tejido conectivo. El interés de la energía láser para el lipedema es que además de facilitar la extracción de la grasa, tiene la facultad de coagular los vasos sanguíneos al mismo tiempo, limitando la inflamación y los hematomas, en unas piernas que ya los presentan antes de someterse al tratamiento. La colagenogénesis inducida es otra valiosa garantía a la hora de asegurar la retracción del tejido tras la gran reducción de volumen que se precisa.