El cuidado facial se ha convertido en una de nuestras máximas preocupaciones. Este es un hecho muy positivo porque a más cuidado, mejor nos sentimos con nosotros mismos. En muchas ocasiones, las prisas y el estrés hacen que no prestemos atención a nuestra piel. Pero antes de tomar las riendas de nuestro cuidado, hay que preguntarse cuestiones como ¿qué tipo de piel tengo?, ¿qué productos me irían mejor?, ¿sigo la rutina de cuidado facial adecuada?.
El estado de nuestra tez puede variar considerablemente según los diversos factores internos y externos a los que es sometida. Cuando la tratamos es inevitable pensar en la piel grasa, mixta, seca o sensible. Pero, en una sociedad en la que la libertad y la veracidad son cada vez más valoradas, también deberíamos de replantearnos cómo percibimos y cuidamos nuestra piel. Así la liberaríamos de cualquier serie de etiquetas y mostraríamos su belleza natural sin límites.
Para ello, la facialista Esther Moreno, pionera en el cuidado de la piel y fundadora de Esther Moreno Studio, dirige la revolución de desafiar las etiquetas tradicionales de los tipos de piel. Analiza que la piel es tan diversa como las personas que la llevan y, por lo tanto, debe tratarse individualmente.
Esta forma de ver y tratar la piel hace que esté libre de cualquier restricción impuesta por las categorías estándar de la piel. Esther Moreno convencida de que existen tanto tipos de pieles como personas cuenta que nos han enseñado a reducir nuestra piel a una tipología genérica sin detenerlos a mirar sus necesidades.
"Mi papel pasa por diseñar una rutina adaptada a ti, no al tipo de piel que te han impuesto"
Moreno sostiene la creencia de que cada parte del rostro es única y tiene sus propias necesidades: "La piel de nuestros labios, por ejemplo, es increíblemente delicada y requiere un enfoque diferente al de nuestras mejillas o frente. Al mismo tiempo, nuestras áreas de los ojos son propensas a líneas finas y arrugas, por lo que necesitan una atención especializada y delicada. También, parte o la totalidad de nuestra piel del rostro puede cambiar por problemas de estrés, hormonales o por cambios climatológicos. Es imposible generalizar".
Siguiendo su filosofía, aboga por aquellos tratamientos que usen ingredientes activos de forma personalizada. En lugar de aplicar una única solución a todos los problemas de un supuesto ‘tipo de piel’, su enfoque se centra en fusionar ingredientes concretos con los que abordar las necesidades únicas de cada área del rostro.
“Al tratar cada área del rostro de manera única y adaptar los tratamientos a las necesidades individuales de cada persona en un momento concreto de su vida, intento que todos mis clientes se sientan cómodos en su propia piel, sin importar el tipo o condición que la industria les ha impuesto”, añade la facialista.
Un enfoque revolucionario que desafía las normas preestablecidas y abre un camino hacia la libertad y la aceptación. Además de un mero recordatorio de que la verdadera belleza radica en la autenticidad y la diversidad.