Aunque la piel se renueva de forma natural, la exfoliación ayuda a esa renovación. Lo más importante, según la farmacéutica Rocío Escalante, titular de Arbosana Farmacia, es "elegir el mejor producto, según el tipo de piel y tener especial cuidado en pieles con problemas específicos como rosácea, dermatitis o un brote de acné. La exfoliación, bien hecha, elimina las células muertas e impurezas de la piel, consiguiendo una limpieza más profunda; mejora la microcirculación, potenciando la luminosidad; y aumenta la eficacia de los tratamientos posteriores".
TIPOS DE EXFOLIANTES
-Exfoliantes mecánicos: son los más conocidos, son los geles con gránulo que pueden ser semillas de algún fruto o micropartículas, que ejercen una acción mecánica en la piel. Se tienen que aplicar masajeando en círculos y de forma suave para no dañar la piel. Este tipo de exfoliantes pueden ser usados por todo el mundo, aunque las pieles que tengan un acné inflamatorio deben evitarlos ya que pueden provocar lesiones. La intensidad del exfoliante la marca el tamaño del gránulo. Lo habitual es usarlos una vez a la semana, dos veces en el caso de las pieles mixtas y grasas (sin acné).
No es recomendable hacer exfoliación en pieles sensibles, con irritación o algún tipo de problema dematológico
-Exfoliantes enzimáticos: están compuestos por enzimas de frutas, como la papaya o la piña, que se activan al contacto con la piel y disuelven los enlaces que forman las células muertas que están en la superficie. Los exfoliantes enzimáticos no rozan la piel, como sí hacen los mecánicos, pero eliminan, igualmente, las células muertas, limpian los poros y mejoran la textura de la piel. Son mucho más suaves que los mecánicos y por eso se recomiendan para las pieles sensibles y todas las que tengan algún tipo de problema, como la rosácea, la dermatitis… También para cualquier piel que quiera hacer un peeling de forma frecuente.
-Exfoliantes químicos: son los ácidos como los alfa hidroxiácidos o beta hidroxiácidos. Afinan la piel y son muy eficaces para tratar el envejecimiento, ya que ofrecen una renovación más profunda de la piel. Se aplican, generalmente, por la noche. Se pueden aplicar a diario, pero hay que hacerlo de forma progresiva, viendo cómo reacciona cada piel.
¿CUÁL ELEGIR?
"El tipo de piel (grasa, mixta, normal, seca) es lo primero a valorar para elegir el mejor exfoliante. También hay que fijarse en el estado en el que se encuentre. No es recomendable hacer exfoliación en pieles sensibles, con irritación o algún tipo de problema dematológico. Además, hay que tener en cuenta la rutina facial, por ejemplo, una persona que usa un retinol todos los días yo no le recomendaría utilizar un ácido glicólico. Si sigues, además, las indicaciones de uso que vienen siempre en los envases, los peelings son útiles y tienen diversos beneficios: acelerar la renovación de la piel, limpiar profundamente los poros, reducir su tamaño, mejorar el tono de la piel, para que esté más luminosa, afinar la textura, e incluso, en el caso de los químicos, mejorar manchas y líneas de expresión", apunta la farmacéutica.