Con el paso del tiempo, la piel envejece y se vuelve más fina. Sin embargo, existen tratamientos que pueden devolver a la dermis toda la luminosidad que tenía antes. Según Estética y Salud Natividad Lorenzo, la microabrasión dérmica es uno de ellos, ya que activa el proceso regenerador de la piel.
Y es que, la dermis produce colágeno y fibras de elastina de nuevo y se vuelve más gruesa y funcional. Al afinarse la capa córnea muestra una magnífica piel brillante. Se nota una mejora global de la textura de la piel desde el primer día.
El tratamiento consta de tres fases. En la primera se produce una eliminación de las células muertas superficiales; en la segunda se hace un barrido lineal para las arrugas, un barrido circular en zonas pigmentadas y un barrido cuadriculado para zonas ásperas, poros dilatados, etc; y en la tercera se produce un alisado de la piel.
La circulación sanguínea intensa, provocada por la velocidad de los cristales y el efecto de aspiración, activa los mecanismos reparadores de la piel y produce nuevas fibras de colágeno y elastina
Al realizar el tratamiento, el paciente puede sentir picores cuando se le aplican productos y tener la impresión de haber sufrido un ligero eritema debido al sol y al viento. Esta sensación se debe a que la capa hidrolipídica que protege la superficie de la piel se ha retirado con el tratamiento y se regenerará en 48 horas.
En este sentido, la circulación sanguínea intensa, provocada por la velocidad de los cristales y el efecto de aspiración, activa los mecanismos reparadores de la piel y produce nuevas fibras de colágeno y elastina. La dermis se hace más gruesa y la regeneración de la epidermis se acelera. El cliente observará una mejora durante los días posteriores al tratamiento.
Por otra parte, el tratamiento también requiere de unos consejos y cuidados posteriores a su realización: beber agua de 8 a 12 vasos diarios, utilizar productos hidratantes, llevar una protección facial con FPS, no exponerse al sol durante la semana siguiente al tratamiento de la microabrasión dérmica, evitar saunas, piscinas y bañeras de hidromasaje, y aplicar regularmente productos hidratantes cuantas veces haga falta.