El segundo foco de atención del rostro después de los ojos, es la sonrisa, un elemento esencial en la trasmisión de emociones y el aspecto de juventud.
''A medida que envejecemos, la sonrisa se modifica y tiende a ir cayendo porque alrededor de ella pasan muchas cosas. Podríamos decir que, salvo casos de predisposición genética en que, desde joven se posee una sonrisa horizontal o incluso ''hacia abajo'', lo más común es que nuestra sonrisa pase por tres fases o edades'', explica la doctora Mar Mira, de la Clínica Mira+Cueto.
La primera fase es la de la sonrisa juvenil, abierta o cigomática, donde lo habitual es que las comisuras estén elevadas pues los músculos cigomáticos están fuertes y traccionan hacia arriba.
La segunda fase es la de horizontalización. Con el paso del tiempo y la continua gesticulación, los músculos cigomáticos pierden fuerza, se van debilitando y a la vez (y en parte en consecuencia de esa debilitación) empieza a funcionar con mayor predominio el músculo risorio que actúa contrarrestando la elevación anterior de las comisuras y haciéndola más horizontal o recta.
El segundo foco de atención del rostro después de los ojos, es la sonrisa, un elemento esencial en la trasmisión de emociones y el aspecto de juventud
La tercera fase es la de sonrisa caída o marioneta. El paso siguiente es que la comisura empieza a marcarse pues, por acción de la gravedad, los músculos depresores ganan fuerza y tiran de la sonrisa para abajo dando aspecto de tristeza y de envejecimiento.
Por todo ello, en la Clínica Mira+Cueto disponen de la miomodulación de la sonrisa, un protocolo que trabaja a nivel del músculo actuando sobre los distintos grupos musculares que intervienen en la sonrisa. ''Esto implica trabajar prácticamente sobre dos tercios del rostro, el medio y el inferior, pues son muchos los músculos involucrados en la sonrisa'', comenta Mar Mira.
''Entre los objetivos principales estarían, según explica la experta, el dar soporte o fortalecer el cigomático o elevador y disminuir la acción de los depresores. Esto implica trabajar en varios planos de infiltración, más o menos profundos, según la situación de cada grupo muscular a tratar''. Por eso, aunque cada tratamiento es 100% personalizado, en general, para las infiltraciones se emplean tanto cánula como agujas, según la profundidad de infiltración requerida.
En cuanto al tipo de inyectables empleados para modular la sonrisa, las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto trabajan con ácidos hialurónicos de distintas reticulaciones y características físicas.
Este protocolo está indicado, aproximadamente a partir de los 40 años, que es la edad media en la que empieza a vislumbrarse la caída de la sonrisa por envejecimiento. En caso de tratarse de una sonrisa horizontal o caída por causa genética o base constitucional, se puede realizar la miomodulación para elevarla en la treintena o incluso a los veintitantos, en casos muy concretos.