Todos sabemos las consecuencias negativas que ocasiona el tabaco en nuestro organismo, pero, ¿sabías cómo afecta a nuestra piel?
El consumo habitual de tabaco puede ser el principal causante de los cambios que hayas sufrido en la piel, principalmente en el rostro.
Fumar acelera el proceso del envejecimiento de la piel, ya que la falta de oxígeno y nutrientes provocada por la nicotina y la aparición del estrés oxidativo causado por el humo, se traducen en la reducción de la producción de colágeno y elastina, de ahí, la aparición de arrugas y líneas de expresión.
Fumar acelera el proceso del envejecimiento de la piel por la falta de oxígeno y el estrés oxidativo
También dificulta en gran medida el riego sanguíneo, la principal causa por la que aparecen manchas y pigmentaciones, debido a la rotura de las venas o los capilares.
Si te preocupan tus labios, también pueden salir perjudicados, ya que el calor del cigarro puede hacer que se oscurezcan o aparezcan arrugas .
¿Tienes alguna herida? A raíz de la reducción del flujo sanguíneo se pueden presentar problemas para que la piel se recupere de un traumatismo, imperfección o tras una intervención quirúrgica.
La hidratación es un factor fundamental para nuestro organismo, pero los fumadores suelen tener dificultades para mantener una correcta hidratación, debido a la sequedad por inhalar el humo.
En España, el 19,8% de la población mayor de 15 años fumaba a diario en 2020 según la Encuesta Europea de Salud.
Aunque es cierto que cada vez hay más conciencia para llevar una vida en la que predominen los hábitos saludables, el tabaco sigue siendo uno de los factores que se mantienen en la rutina diaria de muchas personas.