Desde tiempos inmemoriales, la imagen personal siempre ha sido una cuestión en la que hemos puesto nuestra atención, pero es cierto que en nuestros días, la democratización del mundo de la cosmética y la belleza (al menos para occidente) hace que cada vez tengamos a nuestro alcance más formas de cuidarnos para potenciarnos. La Medicina Estética, con los tratamientos, los cosméticos y las cirugías, nos permiten trabajar nuestro físico casi a medida, pero un problema que están acuciando los profesionales, especialmente los cirujanos y dermatólogos, es el control de las expectativas a la hora de atender a los pacientes.
Desde Estetic ya hemos hablado de cómo las redes sociales y las imágenes que nos llegan constantemente a través de internet y del mundo del marketing condicionan nuestra autopercepción. Los expertos señalaban que la utilización de los filtros y el estándar de belleza que promueven las marcas crean un único estereotipo con calado entre las masas y, especialmente, entre el público más joven. Ante esta coyuntura, los profesionales estéticos se encuentran con que muchos pacientes demandan unas transformaciones ideales que se parecen a esas imágenes cuando llegan a consulta, bien sea a través de un tratamiento o cirugía. La cuestión es que esa idea tan alejada de la realidad no se puede conseguir, incluso por la propia seguridad del paciente, ya que la estética no es algo que se trabaje bajo demanda al 100%, sino que hay una ciencia detrás que se encarga de estudiar las proporciones corporales.
"El descolgamiento, sobre todo en las líneas de las comisuras y en la línea mandibular, es lo que más se retoca en el rostro"
Ahí es donde entra el juego el manejo de las expectativas por parte de los profesionales y de eso hemos hablado con Verónica López Couso, médico estético, alergóloga y especialista en tratamientos inyectables faciales en la Clínica Dermatológica Internacional, haciendo un repaso por los retoques o tratamientos más demandados en consulta, para conocer cuáles son las inquietudes que más preocupan. Así entenderemos mucho mejor de dónde nacen las inseguridades que conducen a unas expectativas irrealizables o inalcanzables.
RETOQUES FACIALES MÁS DEMANDADOS
Conocer cuáles son los retoques estéticos que más demandan los pacientes en consulta nos puede dar una idea de cuáles son las inseguridades que más afectan a los pacientes. Respecto a la estética facial, la doctora destaca los trabajos con el tercio inferior y medio, especialmente con los labios y el pómulo. “El descolgamiento, sobre todo en las líneas de las comisuras y en la línea mandibular, es lo que más se retoca en el rostro. Además, los tratamientos de las arrugas con la toxina botulínica es nuestro pan de cada día”.
Asimismo, la experta señala que los tratamientos inyectables son los preferidos por los pacientes, ya que no requieren de un paso por el quirófano y son menos invasivos, así como más rápidos: “llegas, te lo ponen y en 5 o 20 minutos puedes salir de consulta sin necesidad de un tiempo de recuperación”, explica. En cambio, la doctora nos cuenta que el trabajo con cirugía es, en ocasiones, “más desagradecido en cuanto a resultados”, precisamente por las expectativas que maneja el cliente.
PROFESIONALES: EL TRABAJO CON EL CONTROL DE LAS EXPECTATIVAS
Rostros lisos, voluminosos y sin imperfecciones… Ese es el objetivo de las personas que acuden a la consulta de los estéticos faciales. Pero, ¿cómo trabajan los doctores los casos en los que los pacientes solicitan cambios desproporcionados? La doctora advierte que estas demandas las observa especialmente en chicas jóvenes e incide en que “hay que bajarlas a tierra” y en que “hay que ir poco a poco, después de haber analizado toda la estructura y de estudiar si el resultado que buscan les puede quedar bien”. “En esos casos, es importante decirles que no va a quedar bonito, ni elegante ni natural y que la paciente se va a ver rara e incómoda”, señala.
“Hay que ir poco a poco, después de haber analizado toda la estructura y de estudiar si el resultado que buscan les puede quedar bien”
Verónica López nos cuenta que, en realidad, están ya muy acostumbrados a vivir situaciones de este tipo en sus centros, rechazando intervenciones “bien porque el paciente tiene alguna enfermedad, o porque no le vendría bien”. Aunque algunas personas se molestan cuando los profesionales son claros, pero no les queda otra alternativa y ya están bastante curtidos en esto: “como doctora, no te sueles sentir mal al dar este tipo de respuestas de forma asertiva, porque estás protegiéndole a él y te estás protegiendo a ti también”. Por último, la doctora recuerda la importancia de acudir a centros certificados, donde los profesionales “sepan aconsejar bien los pacientes para evitar los desastres estéticos”, pues “hay un mercado negro grande donde se utilizan materiales de dudosa procedencia” que ponen en peligro nuestra salud.