Estamos viviendo la era de la inteligencia artificial. El uso de la tecnología ha supuesto un avance gigante para la humanidad, especialmente en el campo de la salud, pero también es cierto que esta revolución ha hecho saltar las alarmas. Y es que la inteligencia artificial aplicada al campo de la belleza ya supone una amenaza al modo en que se configuran los estereotipos, que cada vez pretenden alcanzar una mayor ‘perfección’.
Los filtros de belleza tan increíbles como irreales, la difusión en redes sociales de los cánones establecidos, el surgimiento de influencers muy jóvenes con miles o millones de seguidores… Nuestros adolescentes reciben información y estímulos constantemente gracias a esta digitalización pero, ¿cómo lo interiorizan? ¿Están preparados para ello? ¿Cómo puede afectar a su salud mental?
Para despejar todas estas dudas, hoy hablamos con Cristina Montero, directora general ejecutiva de M&C Saatchi España, ya que junto a la escritora y consultora Chloe Combi, han presentado ‘Más allá de la belleza’ un estudio global en el que analizan cómo piensan y cuáles son las mayores preocupaciones de los jóvenes. Se trata de un estudio sociológico muy necesario, en un contexto en el que las cifras de desarrollo de trastornos mentales entre adolescentes se han disparado en los últimos años.
"Los adolescentes no han alcanzado un nivel de madurez suficiente para entender y valorar lo que están viendo"
Entre los resultados que arroja el estudio, la experta destaca dos puntos que les han llamado la atención de manera especial, como son que más de la mitad de las chicas encuestadas quieren ser “impecables y perfectas” o que su segundo deseo es “parecerse a su yo con filtros”. Hechos que ya son una realidad y que muchos médicos confirman, ya que reciben peticiones de este tipo en sus consultas a diario.
Según Cristina, “la aspiración a un físico perfecto siempre ha existido, pero con las nuevas tecnologías es mucho más extremo”, así que la sociedad debería reflexionar sobre cómo esta “obsesión por la belleza está afectando a la salud mental”, explica. Y es que el estudio revela que el 97% de las imágenes que vemos por internet tiene algún filtro aplicado, por lo que estamos normalizando esta presencia como algo cotidiano, cuando en realidad es algo artificial e irreal.
AUGE DE LOS TRASTORNOS MENTALES ENTRE ADOLESCENTES
Es lo que la experta denomina como la instalación de la “visión de túnel” en la que la conexión con la realidad de lo humano se desvanece. El problema se acentúa porque los jóvenes cada vez acceden antes al uso de las redes sociales, en edades en las que están formando su personalidad y “no han alcanzado un nivel de madurez suficiente para entender y valorar lo que están viendo”.
“Los jóvenes están constantemente expuestos a estereotipos por las marcas, los influencers y el entertainment de forma casi constante en redes sociales, publicidad y televisión. Y eso afecta a su salud mental”, apunta Cristina. De ahí se deriva que todos los jóvenes encuestados en el estudio hayan confirmado que la apariencia física y el cuerpo son un factor clave para su salud mental.
"La culpa no es de nadie y a la vez, de todos"
Este alto nivel de estímulos que reciben es fundamental para establecer el estado de su salud mental, ya que si los adolescentes no se sienten bien consigo mismos, podrán desarrollar algún tipo de trastorno surgido de esta disconformidad. Sin ir más lejos, según Combi, la mayoría de la juventud de Estados Unidos y Europa presenta algún tipo de problema de salud mental, ya sean leves o más graves. Llegados a este punto, Cristina señala que “la culpa no es de nadie y a la vez, de todos”. Aunque indudablemente, entra en juego la responsabilidad de las marcas, ya que si ajustan lo que muestran y los mensajes que trasladan, se podría minimizar este problema.
Las grandes firmas y compañías “no solo no deben dar la espalda a esta crisis” en sus campañas de publicidad y comunicación, explica la experta, sino que además “pueden hacer mucho por liderar un cambio significativo”, concluye. Y es que la solución que puede aplacar el problema según la experta, pasa por la voluntad de las marcas de seguir creando productos destinados a un público joven, “aspiracionales”, pero que al mismo tiempo pueda hacerles sentirse bien consigo mismos.