Ya estamos inmersos en el verano y seguro que ya has podido sentir los rallos del sol sobre tu piel. Ese gesto nos ayuda con la síntesis de la vitamina D, mejora el funcionamiento del sistema inmune, controla la tensión arterial, favorece un mejor horario de descanso y levanta el estado de ánimo.
Pese a todos estos efectos positivos, desde Estetic siempre advertimos de la importancia de usar protección solar para proteger nuestra piel y de realizar exposiciones no prolongadas y en las horas en las que el sol sea menos intenso. De lo contrario, pueden aparecer lesiones oculares, cáncer de piel, manchas, quemaduras, enrojecimiento, arrugas y envejecimiento prematuro.
Además, nuestra piel tiene memoria y los lunares y manchas solares que vemos en la actualidad, son fruto de la exposición solar que hicimos en el pasado. Pero para garantizar la máxima seguridad y aprovechar todas las recomendaciones, contamos con la palabra de Mari Luz Rentero, directora médica de Grupostop, que nos da información de valor sobre los tipos de rayos solares más nocivos para nuestra salud, consejos de prevención y tips para entender mejor el funcionamiento de las cremas solares.
TIPOS DE RAYOS SOLARES
Para poder protegernos bien de los efectos del sol, primero tenemos que conocer cuáles son los tipos de rayos solares que pueden afectarnos:
- Rayos ultravioleta (RVA): estos afectan a las fibras de colágeno y elastina de la piel, debilitándola y provocando sequedad, flacidez, manchas y alergias cutáneas, así como un envejecimiento prematuro. También aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama.
- Rayos ultravioleta B (RVB): son mucho más potentes y pueden causar quemaduras y cáncer de piel al atravesar la epidermis.
- Rayos infrarrojos (IR): generan calor y están relacionados con el daño celular.
PROTEGERSE DEL SOL: LA IMPORTANCIA DE LA CREMA SOLAR
Los consejos de la experta pasan por utilizar la ropa adecuada, llevar sombreros y gafas de sol, buscar la sombra en las horas de mayor intensidad solar, mantenerse hidratado y, por supuesto, aplicar protector solar. Pero insiste en que la forma de aplicación marcará la diferencia: “Una crema solar con SPF50+ es la protección ideal, pero no sirve de nada si no reaplicamos cada dos horas en exterior y cada cuatro en interior”, señala.
Además, hay que prestar atención a la cantidad a aplicar, distribuyéndola abundantemente y de forma homogénea para garantizar una buena protección, también en manos, cuello y escote. También recuerda que “hay revisar la fecha de caducidad del producto, que suele indicar el tiempo de duración después de abrirlo, normalmente un año”.
"Ahora se están incorporando los filtros biológicos a los protectores solares. Son sustancias antioxidantes que eliminan los radicales libres y ayudan a reparar el daño solar”
Otro de los elementos a tener en cuenta es el factor de protección de la crema que seleccionemos: “Un protector solar con un SPF más alto proporciona una mayor protección contra el eritema solar (enrojecimiento de la piel). Si es 50+, mejor que de 15 o 30, y teniendo en cuenta que se refiere a la capacidad que tiene de evitar una quemadura solar, no está relacionada con el tiempo que protege, una falsa creencia que se ha extendido en los últimos años”, aclara la experta.
El SPF indica que protege contra la radiación ultravioleta B, mientras que algunas cremas también ofrecen el símbolo con la letra ‘A’, que indica la eficacia contra la radiación ultravioleta A. Por otro lado, ya se están incorporando protecciones adicionales, como a los rayos infrarrojos o a la luz azul de las pantallas, que también ocasionan manchas y melasmas.
TRATAR EL DAÑO SOLAR
La Medicina Estética también ha diseñado tratamientos despigmentantes para eliminar las manchas causadas por el sol y rehidratar la piel, devolviéndole la densidad y elasticidad natural:
- IPL o luz pulsada: es muy eficaz contra las manchas solares, pero también con aquellas producidas por los brotes de acné, rosácea y venas faciales, así que trabaja varias afecciones a la vez.
- Peelings: eliminan manchas de la piel y tratan las arrugas, al mimo tiempo que aportan luminosidad y mejora la calidad del tejido cutáneo. El trabajo manual estimula la producción de colágeno y elastina, componentes esenciales para mantener la piel suave y firme.
- Cuidado del tejido dérmico: se refiere a cosméticos que de manera diaria y con constancia preservan el bienestar de la piel, ralentizando la aparición de las arrugas y de otros problemas.