Los tratamientos para el rejuvenecimiento facial están a la orden del día y, entre ellos, el ácido hialurónico es el ingrediente estrella, ya que no sólo da soporte a la estructura del rostro, sino que también hidrata a las células del tejido cutáneo. Sin embargo, dependiendo del tratamiento elegido, de la zona a tratar y de las características del paciente se utilizarán unas densidades de producto u otras.
Para conocerlo detalladamente, nos hemos puesto en contacto con la Dra. Verónica López Couso, médico estético, alergóloga y especialista en tratamientos inyectables faciales en la Clínica Dermatológica Internacional. La experta nos cuenta que el ácido hialurónico “es una molécula que aporta agua, es decir, hidratación”. Y los avances en Medicina Estética han posibilitado la “sinterización de distintos ácidos hialurónicos con distintas densidades, que es lo que se conoce como la reticulación del ácido hialurónico o su densidad”.
En función de esa reticulación o densidad, se obtienen unas propiedades u otras en cuanto a los tratamientos inyectables. El ácido hialurónico de baja densidad es “el que más va a hidratar la piel, porque no voluminiza”. En cambio, los de mayor reticulación ayudan a “ayudan a reposicionar zonas, por ejemplo arrugas o caídas de paquetes grasos, volviéndolos a colocar donde los teníamos con 20 o 30 años”.
“Para las patas de gallo el tratamiento que más se suele utilizar es con neuromoduladores”
Según la zona en la que se vaya a realizar el tratamiento, deben utilizarse unas densidades concretas. Para las ojeras, por ejemplo, “se emplea el ácido hialurónico más suave de todos porque es una zona muy delicada y tiene la piel más fina de todo el cuerpo”. Además, en la ojera también se encuentra el drenaje linfático del ojo, así que el inyectable “no puede atrapar ese cambio linfático”.
Pero para practicar reposiciones como en las rinomodelaciones, en el levantamiento de pómulos, en marcaciones mandibulares, para mantener a raya la flacidez o para conseguir el conocido como ‘efecto hueso’, se emplean densidades más altas. Sin embargo, se tienen en cuenta más factores, pues entran en juego los tendones y los músculos de la cara para la recolocación.
Una de las zonas que más preocupan son las patas de gallo. “Para este caso, el tratamiento que más se suele utilizar es con neuromoduladores”, pero también se puede utilizar en densidades bajas el ácido hialurónico. Sería lo mismo para las arrugas verticalesy finas que aparecen en el rostro por dormir y para las famosas líneas del código de barras. Para solucionar estas imperfecciones, se utiliza una técnica que “inyecta de forma superficial el ácido hialurónico a través de multipunción para hidratar la arruga directamente”.
¿CUÁNTA CANTIDAD SE UTILIZA?
La cantidad de ácido hialurónico a utilizar depende, como comentaba la doctora, de la zona a tratar, del estado de la flacidez y de la persona que recibe el tratamiento. “Si hay mucha caída, va a ser necesaria más cantidad de relleno para poder conseguir un resultado notorio”. Como aproximaciones, la experta nos cuenta que para tratar ojeras y labios se suele utilizar un vial de ácido hialurónico, que corresponde normalmente a 1 milímetro de producto.
"El ácido hialurónico de baja densidad es el que más va a hidratar la piel, porque no voluminiza"
Para los reposicionamientos faciales, mejora de la textura y voluminizaciones se emplea más cantidad de relleno. En estos casos, pueden ser necesarios de 4 a 5 viales. Y en los tratamientos ‘Full Face’ para mejorar el aspecto completo del rostro, pueden llegar a utilizarse de 15 a 20 viales, dependiendo de la edad del paciente. En definitiva, la cantidad a emplear es variable en función del paciente y de sus objetivos.
Como último apunte, la médico estético recuerda la importancia de acudir a centros certificados, con tratamientos aplicados por profesionales médicos. También es vital recibir la información del ácido hialurónico que han recibido con la pegatina del producto, que es como un código de barras con la ficha del inyectable. “Al paciente siempre se le tiene que dar esta información para que sepan qué llevan puesto, por si tienen cualquier efecto adverso y para poder hacer un seguimiento desde los centros certificados”.