Ante ello en 2021, la American Association of Kidney Patients, la European Kidney Patients' Federation y a la European Kidney Health Alliance declararon 2020 a 2030 la década del riñón con el objetivo de impulsar la enfermedad renal como una prioridad de salud global. “El objetivo es que se reconozca como una causa de muerte a corto plazo, que se invierta en investigación para diagnosticarla de forma precoz, saber cómo tratarla y sustituir mejor la función de los riñones que fallan o que no están”, explica a Consalud.es el Dr. Alberto Ortiz, jefe de servicio de Nefrología de la Fundación Jiménez Díaz.
“La enfermedad renal se diagnostica cuando se ha perdido la mitad de la masa funcional de los riñones”, indica el Dr. Ortiz
La Asociación de la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (ALCER) llama a que los profesionales sanitarios mejoren el reconocimiento y tratamiento de los pacientes con ERC, “desde la prevención y detección temprana, hasta la prevención secundaria y terciaria, así como la atención de la insuficiencia renal”, señalan en nota de prensa.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
“La enfermedad renal se diagnostica cuando se ha perdido la mitad de la masa funcional de los riñones”,indica el Dr. Ortiz. Esto significa que el daño en los riñones está avanzado y no se puede tratar para recuperar parte de la función perdida. “Se suelen diagnosticar cuando baja de 60ng/ml, pero lo cierto es que lo esencial sería que se detectara en 120-100 ng/ml, esto significa que el daño es menor y el paciente no desarrollará enfermedad renal crónica”.
Actualmente, aunque existe la diálisis y el trasplante de riñón, lo cierto es que no hay ninguna estrategia de tratamiento con la que conseguir la curación de los pacientes o mejorar su atención. “Si una persona le deja de funcionar los riñones se muere al poco tiempo. Cuando tiene un nivel por debajo de 10ng/ml el paciente precisa de diálisis o trasplante”. El experto reconoce que son un avance, pero no suficiente.
“La diálisis no realiza todas las funciones de los riñones, solo sustituye la filtración de la filtración de la sangre, y solo en un 5-10% del funcionamiento normal”. Esto significa, desgrana el Dr. Ortiz, que una persona con diálisis va a tener 50 toxinas en la sangre en vez de 10, lo que hace que muchos acaben muriendo por intoxicación. La diálisis no crea a su vez las moléculas precisas que salvaguardan la situación de los vasos sanguíneos y de los diferentes órganos del cuerpo, con lo que la mayoría de los pacientes renales sufren problemas cardiovasculares como hipertensión o han padecido un ictus. Y, además, “la esperanza de vida de una persona con diálisis desde los 20 años es un 70% menor que la de una persona sin diálisis”.
“La esperanza de vida de los trasplantados es un 25% menor que una persona con sus riñones funcionando”
En cuanto al trasplante, es una buena solución, pero hablamos de un riñón que ya ha sufrido al cambiar de cuerpo, que puede dañarse con los tratamientos inmunosupresores para evitar el rechazo, o que puede tener un fallo. “La esperanza de vida de los trasplantados es un 25% menor que una persona con sus riñones funcionando”.
En el camino para solucionar estos problemas se está investigando para mejorar la detección temprana y el tratamiento. “Se están desarrollando diálisis portátiles y apostando por la diálisis peritoneal, que permite dializarte mientras paseas por la calle”, continúa el Dr. Ortiz. También se trabaja para que la diálisis sea capaz de sustituir completamente la función de los riñones.
EDUCAR AL PACIENTE RENAL
Desde la Asociación de la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón a su vez llaman a la necesidad de educar al paciente renal en adoptar una dieta y estilos de vida saludables, lo que permite “mantener una buena salud renal, preservar la función renal por más tiempo en las personas con ERC y aumentar en general la conciencia de la importancia de los riñones”, indican. Un mayor conocimiento de la enfermedad se traduce en pacientes empoderados, con lo que se mejora la atención y se reducen los gastos sanitarios.
“Abogamos por integrar la prevención de la ERC y la insuficiencia renal en los programas nacionales de enfermedades no transmisibles, para brindar servicios integrales que son esenciales para mejorar la detección temprana y el seguimiento de la atención renal a nivel de país”, manifiestan desde ALCER.