La enfermedad renal crónica (ERC) es un proceso prolongado y generalmente lento en el que los riñones pierden su función de manera gradual. Al inicio, es posible que el paciente no sea consciente de que está sufriendo una enfermedad renal crónica ya que los primero síntomas pueden ser sutiles, lo que dificulta su diagnóstico.
En esta enfermedad podemos encontrarnos con cinco estadios. Puede tardar años en pasar de una función renal por debajo de lo normal (ERC en estadio 1) a una insuficiencia renal crónica avanzada (ERC en estadio 5). Los expertos destacan que es posible retardar el avance de la enfermedad en los primeros estadios, por lo que resulta fundamental el diagnóstico temprano así como el trabajo junto a los profesionales médicos para encontrar el tratamiento que mejor se adapte a cada paciente.
La enfermedad renal requiere de un abordaje multidisciplinar ya que suele tratarse de pacientes con ciertas comorbilidades. El estado crónico significa daño renal permanente causado, por ejemplo, por la diabetes, la hipertensión, diferentes infecciones en los tejidos de los riñones (glomerulonefritis) y consumo excesivo de algunos medicamentos que pueden, a largo plazo, reducir la función renal. El abordaje multidisciplinar de la enfermedad implica también poner el foco en la salud mental y bienestar emocional de estos pacientes.
El abordaje psicológico y emocional de los pacientes con enfermedad renal es una parte fundamental del tratamiento. Estos se enfrentan a multitud de cambios que afectan a todos los ámbitos de su vida por lo que el apoyo psicológico es vital para facilitar no solo el conocimiento sobre la enfermedad, sino para mejorar la adherencia al tratamiento y ayudarles a afrontar las consecuencias de este y de la enfermedad, especialmente en un momento en el que la pandemia ha puesto de manifiesto su vulnerabilidad.
“La pandemia ha dejado muy patente que nuestros pacientes están muy expuestos”
En ConSalud.es analizamos esta fotografía con motivo del Día Mundial del Riñón de la mano de Cristina Delgado, psicóloga del Centro NephroCare Madrid-El Pilar, uno de los centros de diálisis de Fresenius Medical Care; y Sofía Ortego Pérez, nefróloga del departamento médico de Fresenius Medical Care.
LA VIDA DEL PACIENTE RENAL
La entrevista realizada con ambas expertas comienza poniendo el foco en cómo es la vida de los pacientes con enfermedad renal. “La enfermedad renal es compleja. Desde que se produce el diagnóstico hasta prácticamente el final de su vida pasan por diferentes etapas que pueden definirse como una ‘montaña rusa’ de emociones”, expone Sofía Ortego.
La experta señala que el momento en el que se encuentran cercanos a iniciar la diálisis “es muy duro”, e implica un “continuo proceso de adaptación” ya que el tratamiento implica fuertes limitaciones en su dieta y hábitos de vida que afectan notablemente a su bienestar emocional. “Conlleva una constante adaptabilidad a los cambios que van surgiendo y asumir todos ellos. Es clave que el paciente con enfermedad renal se vaya adaptando a cada una de las etapas por las que va pasando”.
LA IMPORTANCIA DEL ABORDAJE PSICOLÓGICO
“El abordaje psicológico es una pieza clave en la enfermedad renal. Son personas en las que, en muchos casos, aparecen problemas de ansiedad, miedo, rabia incertidumbre, problemas de insomnio, depresión o pérdida del sentido vital. El papel del psicológico consiste en acompañarle durante todo el proceso de la enfermedad y el tratamiento”, comparte Cristina Delgado.
Una tarea sobre la que manifiesta que requiere un profundo conocimiento “de las necesidades psicológicas del paciente, evaluar su calidad de vida relacionada con la salud e intervenir en aquellos casos en los que se presenten problemas psicológicos o dificultades de comportamiento”.
Desde su experiencia destaca que uno de los puntos más importantes es ofrecer a los pacientes “la información necesaria para hacerles entender qué está pasando ya que son muchos cambios de golpe”.
“Trabajamos para ayudarles a comprender y mejorar la adaptación a la enfermedad”. En este sentido explica que además del tratamiento psicológico se trabaja para “estar cerca del paciente para que se sienta apoyado y poder cuidarle de la mejor forma posible”.
LA SALUD EMOCIONAL Y LA CONSECUCIÓN DE LOS OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO
Ambas expertas coinciden a la hora de señalar que el cuidado de la salud emocional de los pacientes con enfermedad renal es vital para alcanzar los objetivos que se persiguen con los tratamientos. En cuando a la adjudicación de este abordaje psicológico “lo solemos adjudicar casi siempre los profesionales médicos y somos los que poco a poco les vamos concienciando. Poco a poco les hacemos ver que, aunque van a producirse cambios, no todo va a ser negativo. Hay cosas positivas como el hecho de que el tratamiento mejorará mucho los síntomas”, comenta Ortego.
Además del tratamiento psicológico se trabaja para “estar cerca del paciente para que se sienta apoyado y poder cuidarle de la mejor forma posible”
“Hay pacientes que por la historia de la enfermedad lo llevan mejor, por lo que quizás en todos no estaría recomendado ese abordaje psicológico. En algunos casos individualizar y analizar cada caso en base a las características sociales y psicológicas del paciente, así como la historia clínica, es fundamental”, añade la nefróloga destacando que se trata de una enfermedad que “afecta a todos los ámbitos de la vida del paciente”.
Ortego pone además énfasis en la necesidad no solo del apoyo psicológico sino también “social”, ya que estamos ante una enfermedad en la que “existe mucho componente de negación y resistencia”.
En este sentido Delgado pone el foco en los aspectos emocionales de los pacientes con enfermedad renal. Destaca la alta prevalencia de problemas como la ansiedad y el estrés “que afectan tanto en su calidad de vida como en la adherencia al tratamiento”.
En los pacientes con diálisis la adherencia al tratamiento se erige como uno de los grandes retos ya que se trata de una enfermedad crónica que debe seguir con el tratamiento de por vida. “Sabiendo que hay un gran impacto emocional, intervenir sobre ello y dar las herramientas para que el paciente pueda afrontar estas situaciones hacen que la figura del psicólogo en diálisis sea muy importante”, matiza Delgado.
EL RETO DE LA PANDEMIA
“La pandemia ha dejado muy patente que nuestros pacientes están muy expuestos”, asevera Ortego. Las dos profesionales relatan que los pacientes con enfermedad renal han tenido que continuar con sus tratamientos a pesar de las férreas medidas y restricciones impuestas en los meses más duros de la pandemia. Estos pacientes han tenido que seguir acudiendo a los centros y hospitales para la realización de pruebas, controles y, en el caso de los dializados, continuar con sus tratamientos de diálisis.
“Tanto los que se dializan en hospitales como en centros médicos se transportan en ambulancias y están en constante contacto con otros pacientes y con los profesionales sanitarios. La pandemia ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de nuestros pacientes”, recuerda Ortego. “En nuestra mano estaba garantizarles las máximas medidas de seguridad”.
“Al igual que en las primeras fases de la pandemia sí había mucho miedo a ir a los centros hospitalarios, se han ido adaptando de una forma forzada ya que por su patología no tenían otra opción. Hemos puesto todas las medidas que estaban en nuestra mano para que su seguridad estuviese garantizada”
“La organización no ha sido fácil en las clínicas. Hemos ido paliando los contratiempos que surgían con la colaboración de los pacientes y sus familias, haciendo hincapié en la importancia de comunicar los casos positivos de Covid-19. En el momento en el que se producía un positivo la repercusión era grandísima porque enseguida había contactos y teníamos que hacerlo de la mejor manera posible”, comparte la nefróloga agradeciendo la labor realizada por los hospitales con los centros periféricos.
Delgado añade en este sentido que “nuevos estudios han evidencia un impacto psicológico en los pacientes en hemodiálisis con un aumento de ansiedad, depresión y episodios de estrés”.
EL CAMINO HACIA LA NORMALIDAD
La mejora de la situación epidemiológica en un contexto en el que nuestro país reporta elevadas coberturas vacunales frente a la Covid-19 está favoreciendo la progresiva vuelta a la normalidad. Pero no podemos olvidar que aún quedan pacientes que continúan siendo vulnerables ante el virus y que, después de la situación vivida en estos dos últimos años, puede que se enfrenten a situaciones de miedo o estrés.
“Al igual que en las primeras fases de la pandemia sí había mucho miedo a ir a los centros hospitalarios, se han ido adaptando de una forma forzada ya que por su patología no tenían otra opción. Hemos puesto todas las medidas que estaban en nuestra mano para que su seguridad estuviese garantizada”, señala Ortego.
“Ahora que la normalidad parece ir volviendo, el objetivo está en recuperar todas las citas pendientes ya que nuestros pacientes son muy complejos y presentan comorbilidades y ahora debemos ir poniendo el foco en todos estos problemas. Los pacientes tienen ganas de volver a la normalidad”.
Por su parte Cristina Delgado explica que una de las recomendaciones que ha realizado a sus pacientes en el momento en el que nos encontramos es que “estén bien informados a través de fuentes fiables y que traten de vivir sin miedo, pero valorando sus riesgos”.
“Al final, ellos son personas sensibles y tienen que ver cómo se van sintiendo independientemente de la situación. Sí que existen estos temores y al final es ir viendo que les da tranquilidad y afrontar toda esta situación ofreciendo pautas, hablando con ellos y facilitándoles las herramientas” concluye la psicóloga.