Asier de la Iglesia nació en Zumárraga, Guipúzcoa, un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes. Cuando era pequeñito, se enamoró del baloncesto y sabía desde el primer momento que este deporte le acompañaría toda la vida. Y así fue. Durante años se rodeó de balones de baloncesto para poder conseguir uno de sus grandes sueños: ser jugador de baloncesto profesional.
Sin embargo, hace 10 años ocurrió algo que le cambió la vida: le diagnosticaron Esclerosis Múltiple (EM). Se trata de una enfermedad crónica, autoinmune, inflamatoria y degenerativa del sistema nervioso central, tratable pero sin cura. Tal y como señalan desde Esclerosis Múltiple España, esta patología puede provocar problemas de visión, alteraciones de la sensibilidad, espasmos musculares y calambres, fatiga o pérdida del equilibrio y mareos, entre otros. Puede ser que se desarrolle a partir de brotes o que sea progresiva. Cada paciente puede variar los síntomas, por eso se le llama la "enfermedad de las mil caras".
Por lo tanto, cuando se conoció su diagnóstico en el entorno baloncestístico, ningún equipo le quería fichar y poco a poco todas las oportunidades que le habían ofrecido hasta ahora, se desvanecieron. Cada vez le ponían más obstáculos y el único que luchó por seguir adelante con sus sueños fue él mismo, dado que la EM nunca fue un problema para seguir adelante con una de las cosas que más amaba.
Ahora, Asier ha conseguido continuar con el deseo de seguir jugando al baloncesto, ya que su enfermedad no le impide que hacerlo. Además, trabaja en varios proyectos, cuyos beneficios van a parar a la investigación de la EM y otras enfermedades, entre ellos: Baila con Esclerosis Múltiple.