En la actualidad, tres millones de españoles padecen enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), sin embargo, tres de cada cuatro pacientes no saben que la sufren. Estamos ante la tercera causa de muerte en el mundo y la cuarta en el caso de España. Entre los síntomas con los que se manifiesta destacan la dificultad para respirar, tos con expectoración de moco, silbido con la respiración, mayor frecuencia de infecciones respiratorias, cansancio y apatía.
De acuerdo con la información publicada por la Asociación de Pacientes con EPOC, esta se puede prevenir en gran medida ya que el principal factor de riesgo es el tabaquismo. Sin embargo, una vez que aparece, se trata de una enfermedad crónica que puede ser progresiva ya que los bronquios cada vez están más obstruidos y el pulmón más destruido sin que tenga cura. La mejor forma para evitar la progresión es dejar de fumar y consultar con un médico de cabecera o un neumólogo para iniciar el tratamiento.
El principal objetivo de los tratamientos es mejorar el estado funcional y la calidad de vida de los pacientes, preservando una función pulmonar óptima, mejorando los síntomas y previniendo futuras exacerbaciones. Desde Apepoc recalcan que, en la actualidad, salvo el trasplante de pulmón, ningún tratamiento ha demostrado mejorar significativamente la función pulmonar o disminuir la mortalidad. Sin embargo, la terapia de oxígeno cuando sea apropiado y dejar de fumar pueden reducir las tasas de mortalidad.
Los medicamentos orales e inhalados se utilizan en pacientes con enfermedad estable para reducir la disnea y mejorar la tolerancia a la actividad física. La mayoría de los medicamentos utilizados están dirigidos a las siguientes cuatro causas potencialmente reversibles de limitación del flujo de aire: contracción del músculo liso bronquial, congestión y edema de la mucosa bronquial, inflamación de las vías respiratorias y aumento de las secreciones de las vías respiratorias.
Los broncodilatadores son clave en cualquier régimen de tratamiento de la EPOC. Actúan dilatando las vías respiratorias, aumentando el flujo de aire y disminuyendo la hiperinflación dinámica. Estos fármacos proporcionan alivio rápido, pero no alteran la progresión de la enfermedad ni reducen la mortalidad.
Alrededor del 51% de los pacientes con EPOC no son adherentes
Al hablar de tratamientos para pacientes con EPOC se hace alusión en muchas ocasiones de la conocida como “triple terapia”. Por triple terapia se entiende la combinación de dos fármacos broncodilatadores, junto con un corticoide, administrados con dispositivos diferentes o utilizando un único inhalador. La asociación de los tres principios activos en un único dispositivo inhalador beneficia al paciente con EPOC moderada y grave, ya que controla mejor su sintomatología, mejora su función pulmonar y tiene menos agudizaciones de la EPOC.
Ante una enfermedad como la EPOC la adherencia terapéutica es fundamental. La falta de esta suele ser habitual en la práctica totalidad de las enfermedades crónicas. Según los datos del “Estudio Nacional de Adherencia en Patologías Crónicas” del Grupo OAT, alrededor del 51% de los pacientes con EPOC no son adherentes.
“Además de que nuestros pacientes no son adherentes, no entienden el concepto de ‘adherencia’ y prefieren utilizar el de ‘cumplimento terapéutico’. Sin embargo, el término adherencia, que inicialmente se refirió únicamente al seguimiento de un régimen terapéutico por parte del paciente, ha evolucionado para reflejar también un cambio en la percepción del papel del paciente en su propia salud, concibiéndolo como el seguimiento activo y adaptación a la terapéutica, tal y como aseguran diferentes estudios. Hoy sabemos, por ejemplo, que la rehabilitación pulmonar también es importante y que el componente no farmacológico es clave”, explica Nicole Hass, portavoz de Apepoc.
“La prevalencia, morbilidad y mortalidad de la enfermedad aumentan de manera proporcional con la edad, debido a que la función pulmonar, que alcanza su pico en la juventud, declina a partir de la tercera y cuarta década de la vida; todo ello complica la adherencia”, añade. Desde Apepoc inciden en que hay que tener en cuenta que la adherencia es un proceso complejo en el que intervienen muchos factores que no tienen relación directa con el paciente lo que se traduce en situaciones en las que el propio paciente es consciente de que su adherencia no es adecuada pero encuentra ciertas barreras para solucionarlas.
La neumóloga Pilar de Lucas explica en un podcast realizado para la Federación Española de Asociaciones de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer) que “hay muchos factores que explican la mala adherencia”. “En primer lugar, un factor motivacional: hay pacientes que no siguen el tratamiento porque no quieren, pero son los menos. Hay factores que afectan al paciente como al sistema de salud o al propio tratamiento, y hasta la enfermedad. Hay patologías que van por brotes y tienen menos síntomas, lo que favorece que se interrumpa el tratamiento. La complejidad del tratamiento influye mucho, y también el número de veces que hay que realizarlo. Tenemos que simplificar los tratamientos”.
“Cualquier profesional en contacto con el paciente debe preguntar, eso es básico, y creo que se hace. El paciente suele contestar que sí, a veces porque es cierto, aunque a veces no siempre su respuesta se ajusta a la realidad. Y no es suficiente preguntar, sobre todo cuando las cosas no van bien. Hay que preguntar de forma específica. Tenemos cuestionarios específicamente dirigidos a la valoración de los tratamientos, y funcionan. En mi caso, como neumóloga, hay un cuestionario validado, diseñado para pacientes con asma o con EPOC”. “Deberíamos incorporar de forma rutinaria cuestionarios para comprobar la adherencia del paciente a tratamientos”, concluye.