Cada vez es más patente la necesidad de impulsar una salud con perspectiva que tenga en cuenta todos los factores que afectan a la salud de las mujeres. Por ejemplo, las diferencias entre hombres y mujeres requieren una importante atención en el abordaje de las patologías cardiovasculares, primera causa de mortalidad en la población femenina.
“La realidad es que las mujeres siguen estando poco estudiadas, poco reconocidas, y en ellas el diagnóstico es más tardío. Además, están menos tratadas que los hombres”, apunta Román Freixa, especialista en Cardiología y presidente de la Asociación de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
En esta línea, el especialista añade: “A veces se ha creído de manera errónea que la enfermedad cardiovascular era un problema fundamentalmente de hombres, pero en realidad las mujeres mueren más por enfermedad cardiovascular que por tumores, al contrario que ocurre con los hombres. Deberíamos, por tanto, tener una cierta sensibilidad a la hora de detectar esta enfermedad en mujeres y ser mucho más proactivos para controlar mejor sus factores de riesgo”.
El principal determinante biológico que imprime diferencias por sexo es el genético. Por ejemplo, desde el punto de vista cardiovascular, los estrógenos, predominantes entre la etapa de la adolescencia hasta la menopausia, son esenciales en la mujer.
También el tamaño corporal, que es menor en la mujer, y que repercute en las dimensiones de los órganos y las arterias. Estas últimas, por ejemplo, son más finas y estrechas que en los hombres, lo que dificulta más el flujo de la sangre y aumenta el riesgo de formación de coágulos. A su vez, las mujeres al tener una proporción de grasa mayor que los hombres, son más vulnerables a tóxicos como el tabaco o el alcohol, incluso en la eliminación de algunos medicamentos.
Estas diferencias tienen un importante peso en los factores de riesgo cardiovascular. Más allá de los comunes como pueden ser el colesterol alto, la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo, la mujer presenta algunos factores específicos. Es el caso de la menopausia, aspectos relacionados con el embarazo como la diabetes gestacional o la preeclampsia, patologías autoinmunes o el uso de anticonceptivos. Por ello, es fundamental que haya una mayor concienciación de la importancia de la perspectiva de género entre los profesionales sanitarios.
ROL DE LA CUIDADORA
Los determinantes sociales también juegan un importante papel en la salud de las mujeres por una razón de género. Por ejemplo, desde un punto de vista sociológico, los cuidados de la familia suelen recaer más en la mujer. Por lo que sus dificultades para conciliar y su preocupación por el cuidado de los demás derivan en un menor y peor autocuidado.
De este modo, los expertos coinciden en la importancia de llevar a cabo un cambio de perspectiva social. Lo mismo ocurre a nivel asistencial, ya que los factores estructurales sanitarios influyen directamente en la salud de hombres y mujeres.
Precisamente, con el objetivo de concienciar y dar visibilidad a la perspectiva de género en la enfermedad cardiovascular, la compañía Organon colabora con ConSalud.es en su especial por el Día Mundial del Corazón.