Dentro del campo de la cirugía oncológica encontramos siete tipos: cirugía curativa (extirpación del tumor canceroso), cirugía preventiva (se utiliza para evitar que se produzca el cáncer), cirugía diagnóstica (hace referencia a procedimientos como las biopsias que permiten la extirpación parcial o total del tumor para examinarlo y determinar si es maligno), cirugía de estadificación (empleada para determinar la extensión de un cáncer), cirugía de apoyo (se utiliza para complementar otros tratamientos contra el cáncer), cirugía reconstructiva (devuelve al organismo un aspecto o función normal o casi normal tras el tratamiento contra el cáncer) y cirugía paliativa (utilizada únicamente para aliviar el dolor, discapacidad u otras complicaciones del cáncer avanzado).
A pesar de que la inversión en investigación del cáncer se erige como una de las asignaturas pendientes, se han logrado importantes avances en los últimos años. El tratamiento del cáncer debe abordarse desde una perspectiva multidisciplinar para que los pacientes reciban el mejor tratamiento en cada caso como resultado de la combinación no solo de los avances farmacológicos, tecnológicos y médicos; sino también de la vital experiencia de los distintos profesionales de la salud que intervienen en todo el proceso. Un objetivo que en los dos últimos años se ha visto comprometido como consecuencia de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2.
En este Día Mundial contra el Cáncer, abordamos la importancia de la cirugía en el tratamiento de la enfermedad y el papel fundamental de un abordaje multidisciplinar de la mano de la experiencia de la doctora Gloria Ortega, oncóloga quirúrgica; responsable de Mama y corresponsable de Oncología Peritoneal de MD Anderson Madrid.
¿Cuáles son los principales pilares del tratamiento del cáncer?
El tratamiento del cáncer tiene tres pilares: la cirugía, que es básicamente extirpar el tumor (tratamiento loco-regional), quimioterapia, que es un tratamiento sistémico que intenta evitar la propagación del tumor más allá del órgano de origen; y la radioterapia que, como la cirugía, es un tratamiento loco-regional. Hasta la fecha, en la mayor parte de los tumores sólidos (no hematológicos) la cirugía continúa siendo un tratamiento fundamental.
Sí que es verdad que las cosas han cambiado mucho y ahora mismo no se puede concebir el tratamiento del cáncer sin un abordaje multidisciplinar, sin la participación desde el principio del diseño del tratamiento de las tres especialidades.
¿Cuáles son los principales retos que plantea la implantación de este enfoque multidisciplinar?
Desde el punto de vista de los profesionales la cuestión es clara. La mayoría de los centros que tratan a pacientes con cáncer cuentan con sesiones o equipos multidisciplinares. Una sesión que puede tener una periodicidad semanal o que depende de la estructura de cada centro donde se va a discutir el tratamiento de pacientes con cáncer. Además de los oncólogos médicos, quirúrgicos y radioterapeutas se cuenta con los radiólogos, en muchas ocasiones parte de enfermería, equipos de investigación y de consejo genético que discuten sobre el tratamiento específico de cada paciente. Este proceso asegura que cada paciente va a recibir el mejor tratamiento posible que es lo que debemos perseguir.
"Está muriendo más gente por cáncer que por Covid-19. Lo que sucede es que la pandemia ha sido muy impactante y muy a la vista de todos y el cáncer es una epidemia más silenciosa, pero que se está llevando por delante la vida de muchas más personas"
Este trabajo que tenemos claro en la mayoría de los hospitales y centros de la estructura sanitaria facilita ese abordaje, pero no siempre es posible.
Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) pronostica que la cirugía oncológica aumentará un 52% en las próximas dos décadas, siendo los países de menores ingresos los que soportarán la mayor carga. ¿Qué implicaciones tiene en materia de salud pública?
Nos encontramos en un contexto de dos velocidades en el tratamiento del cáncer a nivel global. La desigualdad a la que hace referencia el estudio se basa en que la cirugía siempre es un tratamiento que va a estar disponible ya que siempre va a necesitarse un quirófano, un anestesista y cirujanos. Un tratamiento que, en general, es más accesible que la radioterapia. Esta necesita unas instalaciones muy específicas con un determinado nivel de seguridad y con una inversión muy importante que, muchas veces, en países en vías de desarrollo no es posible.
Con la quimioterapia o los tratamientos sistémicos con el desarrollo de nuevos fármacos, el problema al que nos enfrentamos muchas veces es el precio. Las patentes y el precio los convierten muchas veces en poco accesibles. En esta situación de la que estamos hablando, aunque la cirugía pueda ser curativa en muchos casos, el problema es que no se cuenta con el soporte de las otras especialidades.
"La inversión en investigación nunca es suficiente y en España queda patente que no es así. Con la pandemia hemos aprendido que cuando se ponen todos los esfuerzos en un mismo objetivo se logran importantes avances. Se ha determinado que realmente era urgente en invertir en el desarrollo de vacunas y tratamientos contra la Covid-19 y los resultados están ahí. En el caso del cáncer yo creo que un esfuerzo de esta magnitud no se va a producir"
El principal problema en los países en vías de desarrollo es que no se puede realizar un diagnóstico precoz, que es cuando la cirugía es curativa, sino que vamos a tener pacientes con unos diagnósticos muy avanzados en los que la cirugía por sí sola no va a ser capaz de controlar la enfermedad. A lo mejor sí sus complicaciones, pero la progresión de la enfermedad, muchas veces no.
La pandemia ha supuesto un duro golpe en el tratamiento del cáncer, especialmente en términos de nuevos diagnósticos o retrasos de pruebas y cirugías. ¿Qué consecuencias va a suponer?
Hemos asistido, a pequeña y gran escala, a un retraso en los diagnósticos. Por ejemplo, en el caso del cáncer de mama, se ha visto como muchas pacientes que durante la parte más dura de la pandemia no realizaron las revisiones recomendadas y que ahora hemos visto que han aparecido con un diagnóstico de cáncer. Claramente la pandemia ha supuesto un retraso en los diagnósticos y no había posibilidad de tratar a muchos pacientes.
Además había miedo de ir a los hospitales y, en muchas ocasiones, las consultas telefónicas que hemos realizado no han sido los suficientemente fiables como para poder emitir un diagnóstico. Sin explorar a un paciente es difícil en muchas ocasiones llegar a un diagnóstico. Motivo por el que hemos asistido a un pico de mayor número de tumores.
El hecho de tener que dedicar la mayor parte de los recursos a la pandemia pues también ha supuesto retrasos en la administración de tratamientos de quimioterapia y radioterapia que han impactado en el pronóstico y la evolución de los pacientes.
La pandemia ha puesto de relieve el papel fundamental de la ciencia y la investigación. ¿Es adecuado el nivel de inversión para la investigación en cáncer en España?
Está muriendo más gente por cáncer que por Covid-19. Lo que sucede es que la pandemia ha sido muy impactante y muy a la vista de todos y el cáncer es una epidemia más silenciosa, pero que se está llevando por delante la vida de muchas más personas.
La inversión en investigación nunca es suficiente y en España queda patente que no es así. Con la pandemia hemos aprendido que cuando se ponen todos los esfuerzos en un mismo objetivo se logran importantes avances. Se ha determinado que realmente era urgente en invertir en el desarrollo de vacunas y tratamientos contra la Covid-19 y los resultados están ahí. En el caso del cáncer yo creo que un esfuerzo de esta magnitud no se va a producir, pero sí que es necesario aumentar la inversión y cuidar a los investigadores.