La baja demanda mundial de su píldora Covid-19, Paxlovid, ha pasado factura a Pfizer. Y es que, se esperaba que la píldora fuera una herramienta importante en la lucha contra el coronavirus, pero lo cierto es que la realidad es otra.
Además, su 'efecto rebote' está bajo lupa y ahora, médicos estadounidenses han salido al rescate de la píldora y están reconsiderando que se recete también a los pacientes con Covid-19 de menor riesgo.
El tratamiento oral de la farmacéutica está destinado a personas de riesgo en sus primeros cinco días de infección con el objetivo de evitar la enfermedad grave y la muerte. Sin embargo, el país estadounidense, donde ya se han administrado más de 660.000 tratamientos, llevaba semanas investigando este ‘efecto rebote’, personas que tras recibir el tratamiento vuelven a dar positivo, algunas de ellas con síntomas.
La Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ya se pronunció sobre ello el pasado mes de abril. El regulador reconoció que algunos pacientes volvían a dar positivo en Covid-19 después del tratamiento de cinco días.
La FDA mostró así su desacuerdo tras las declaraciones en una entrevista con Bloomberg del CEO de la compañía, Albert Bourla, donde sugirió a quienes sufrieran este efecto rebote que ampliaran la duración del tratamiento de cinco hasta los diez días.
La FDA reconoció que algunos pacientes volvían a dar positivo en Covid-19 después del tratamiento de cinco días
Por su lado, en declaraciones con la agencia de noticias Reuters, un portavoz de Pfizer ha señalado que la compañía está monitoreando los datos, pero creen que el efecto rebote es poco común y “no está asociado únicamente con su medicamento”.
BAJA DEMANDA EN LA MAYORÍA DE PAÍSES
Los complicados requisitos de elegibilidad, la reducción de las pruebas, así como la posibilidad de interacciones farmacológicas, han provocado una disminución de la demanda de la píldora en la mayoría de los países: Asia, Japón, Corea del Sur, Reino Unido, Italia...
Y es que, Paxlovid puede interactuar con muchos medicamentos ampliamente utilizados, lo que complica su uso. Además, entre sus potenciales efectos secundarios se citan la diarrea, dolores musculares, subida de la presión arterial y pérdida del sentido del gusto.
El tratamiento de Pfizer se desaconseja también en personas con problemas graves de riñón o hígado, no se ha probado en embarazadas y puede además interferir con la píldora anticonceptiva.
EN ESPAÑA: TRES MESES MÁS TARDE Y CON MENOS INGRESOS
En nuestro país, el acuerdo llegó después de varios meses de vaivenes del Ejecutivo de Pedro Sánchez. El Ministerio de Sanidad adquirió un total de 344.000 dosis que fueron distribuidas en las comunidades autónomas, pero el uso ha sido menor del que se esperaba.
Actualmente, la situación epidemiológica es muy diferente a la que había cuando se anunció el acuerdo, con muchos menos hospitalizados en camas y en UCI, pacientes en los que podría administrarse estos tratamientos.
Comparando los datos de la pandemia de cuando se produjo el anuncio, a principios de enero, con las últimas estadísticas publicadas por el Ministerio de Sanidad, la comparación habla de la crucial relevancia que tenía entonces la administración de estos fármacos y la menor necesidad que existe ahora.