En 2012, la mujer presentó una demanda contra GSK y Mylan, que fabricaba clorhidrato de paroxetina, la versión genérica de Paxil, ya que su marido de 57 años tomaba este antidepresivo cuando se quitó la vida.
"GSK tenía evidencia de que la paroxetina aumenta el riesgo de suicidio un 670%"
Si bien un juez federal desestimó la demanda contra Mylan, sí permitió que siguiera adelante contra GSK, al indicar que era esta compañía la que controlaba el diseño y etiqueta del fármaco, que se aplica tanto al a marca como a las versiones genéricas.En este sentido, la demandante se basaba en que GSK tenía evidencia de que la paroxetina aumenta el riesgo de suicidio hasta en un 670%, pero esta información no aparecía en la etiqueta de advertencia.
Una etiqueta que debe incluir un recuadro negro en el que se remarque que puede aumentar el riesgo de comportamiento suicida por parte de los usuarios.
Con esta sentencia, la demandante se muestra “muy satisfecha”. No así la farmacéutica, quien ha comunicado su decepción y planea apelar la condena.
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