En los últimos años, la prevalencia de las enfermedades respiratorias crónicas ha crecido un 40% y de estas, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es la más prevalente, tal y como señalan desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). Esta enfermedad es una de las mayores causas de morbimortalidad en España y en el mundo, donde es la 3ª causa de muerte. El estudio EPISCAN II estimó una prevalencia de la EPOC del 11,8% en la población española entre 40 y 80 años. Y pese a ello, presenta unas cifras de infradiagnóstico de cerca del 75%. Este problema se agrava en las mujeres, cuya tasa de infradiagnóstico se sitúa en el 80,6% frente al 70,4% de los varones.
“En las últimas décadas el porcentaje de mujeres con EPOC ha crecido. A la vez que el consumo de tabaco ha aumentado en las mujeres, la prevalencia de la EPOC ha ido en incremento también, mientras que en los hombres se ha estancado”, explica Felipe Villar Álvarez, jefe asociado del Servicio de Neumología del Hospital Universitario de la Fundación Jiménez Díaz y vicepresidente de Neumomadrid, en una entrevista realizada para Consalud.es, con motivo del Día Mundial de la EPOC, en un especial patrocinado por Oximesa.
El bajo conocimiento de la enfermedad en el sexo femenino, la mala caracterización clínica, la presencia de mujeres afectadas no fumadoras, pero con antecedentes de inhalación habitual de humo de tabaco (fumadoras pasivas o laborales) o mujeres con inhalación habitual de tóxicos ha hecho que la EPOC sea infradiagnosticada en mujeres.
"Tenemos que empezar a poner soluciones; no solo los médicos, también las administraciones y de las asociaciones de pacientes"
Sumado a dicho infradiagnóstico, se han observado variaciones en la sintomatología entre ambos sexos. Las mujeres presentan algunos síntomas de manera más destacada como un mayor grado de ahogo. Además, la complejidad aumenta debido a comorbilidades como ansiedad, depresión u osteoporosis.
“Sabemos que las mujeres tienen unas claras características en su EPOC que son distintas a la de los hombres. Por tanto, el abordaje de le EPOC en el sexo femenino probablemente requiere de una atención ajustada a esas características que les diferencian”, añade el neumólogo. “Antes si venía una mujer por una disnea podíamos pensar que estaba más relacionado a una insuficiencia cardíaca que a una EPOC. Hasta ahora las mujeres han estado olvidadas en esta patología. Actualmente todos conocemos la prevalencia que tiene la mujer en este sentido y sabemos los factores desencadenantes y el principal es el consumo de tabaco”.
A esto, hay que añadir que “la mujer desde el punto de vista social suele ser más cuidadosa o quien más cuida de los hogares, y generalmente suele ser la última en acudir al médico”. Sin embargo, “ser cuidadosa es una ventaja que tenemos que aprovechar porque es muy probable que sea más cumplidora del tratamiento y también tenga una mejor adherencia a él”, explica el Dr. Villar.
“Los profesionales de la salud, y no me refiero solo a neumólogos, también a Atención Primaria, medicina interna o urgencias deben conocer las diferencias que aparecen en estos pacientes. Todo para optimizar una mejor evaluación y adecuar un mejor seguimiento y tratamiento de las mujeres”.
UNA IMPLICACIÓN CONJUNTA
La EPOC afecta enormemente a la calidad de vida de las personas y con el envejecimiento de la población, seguirá siendo un problema aún mayor en el futuro. Ahora, es considerado un problema de salud pública por la magnitud del problema y por la letalidad que causa, esto va unido a un infradiagnóstico de la propia enfermedad. Tal y como asegura el Dr. Villar, “tenemos que tener en cuenta que con la base de ese problema, tenemos que empezar a poner soluciones; no solo los médicos, también las administraciones y de las asociaciones de pacientes”.
Ante esto, “como todo problema de salud pública, debe ser prioritario. Necesitamos que se actualice la Estrategia Nacional de Salud de EPOC y hay que trabajar de manera más intensa en esto”, concluye el neumólogo.