El cáncer y sus tratamientos pueden afectar negativamente la funcionalidad del paciente. Sin embargo, mediante el ejercicio físico, es posible prevenir esta disminución de la funcionalidad. Es una de las conclusiones de un estudio también sugiere que “puede ser una herramienta valiosa junto con la terapia convencional, ayudando en su proceso de recuperación”. El trabajo, publicado recientemente en Scientific Reports, revista del grupo Nature, ofrece una mirada en profundidad a los efectos de la rehabilitaciónbasada en actividad física en pacientes con cáncer de cabeza y cuello que han sido sometidos a quimioterapia, radioterapia y/o cirugía.
“La realización de ejercicio físico puede ser muy beneficiosa para la mejoría de pacientes con cáncer de cabeza y cuello”, explica Isidro Martín Pérez, miembro del equipo de investigación de la Universidad de La Laguna y autor principal del estudio. “En primer lugar, el ejercicio físico puede contribuir a mejorar la fuerza muscular y la capacidad aeróbica, lo que puede reducir la fatiga y mejorar la calidad de vida en general. En segundo lugar, el ejercicio puede ayudar a reducir el riesgo de recurrencia del cáncer y mejorar la supervivencia en general”, añade.
“El ejercicio físico puede ayudar a reducir la fatiga y mejorar la calidad de vida, además de reducir el riesgo de recurrencia del cáncer”
El estudio que lleva por título “Rehabilitación basada en ejercicios sobre la funcionalidad y la calidad de vida en supervivientes de cáncer de cabeza y cuello”, analiza cómo este tipo de trabajo físico puede mejorar no solo la funcionalidad sino también la calidad de vida general. Los resultados demostraron que los pacientes que participaron en un programa de ejercicios mejoraron su funcionalidad en comparación con los que no lo hicieron.
“Hemos hecho una revisión sistemática y metaanálisis que examina los efectos de la rehabilitación basada en el ejercicio físico en la funcionalidad y calidad de vida en supervivientes de cáncer de cabeza y cuello”, afirma Martín Pérez. “El estudio revisó 18 ensayos clínicos que involucraron a un total de 1.332 pacientes. Los pacientes incluidos en los ensayos clínicos realizaron diferentes tipos de ejercicios, como entrenamiento de resistencia, entrenamiento aeróbico y ejercicios de flexibilidad”.
Los resultados del estudio indican que la realización de ejercicio puede mejorar la capacidad funcional de los pacientes y reducir la fatiga relacionada con el cáncer. “Por un lado, hay varios estudios que han demostrado que la actividad física puede ser beneficiosa para los pacientes que reciben quimiorradioterapia. Uno de estos estudios en particular informó que los pacientes que se sometieron a quimiorradioterapia y realizaron ejercicio físico experimentaron una disminución tanto del dolor como de la fatiga, a diferencia del grupo de control que no hizo ejercicio”, indica el investigador.
“Los estudios mostraron que los pacientes que practicaban ejercicio después de la cirugía tuvieron niveles reducidos de malestar general”
Además, varios estudios incluidos en esta investigación analizaron los beneficios del ejercicio físico en pacientes que se han sometido a procedimientos quirúrgicos por cáncer de cabeza y cuello, específicamente disección de cuello. “En estos estudios, se encontró que los pacientes que practicaban ejercicio después de la cirugía tuvieron niveles reducidos de malestar general y dolor de hombro a corto y medio plazo”, afirma Martín Pérez.
“Hay varios estudios que han evaluado la eficacia de diferentes modalidades para mejorar la calidad de vida de los supervivientes de cáncer de cabeza y cuello que han recibido quimiorradioterapia o cirugía. Sin embargo, no se encontró evidencia a favor del uso de una modalidad en particular para mejorar la calidad de vida de estos pacientes”, puntualiza el autor del estudio.
Los pacientes con cáncer suelen experimentar una pérdida de masa y fuerza muscular. Martín Perez explica que si a esto “sumamos el impacto del propio tratamiento, el daño es aún mayor”. Para contrarrestar la degradación de la masa muscular que se produce durante el tratamiento con radioquimioterapia, especialmente en las extremidades inferiores, “son necesarios ejercicios de resistencia dinámica”, apunta. La efectividad de esta modalidad ha sido demostrada en pacientes sometidos a radioquimoterapia por cáncer de cabeza y cuello, ya que parece estar asociada con la preservación temprana de la fuerza muscular y, por tanto, con una mayor funcionalidad.
“Es importante entender los efectos de los tratamientos contra el cáncer para poder desarrollar estrategias efectivas para prevenir o tratar la pérdida de masa muscular en los pacientes oncológicos”
“Para los pacientes que son sometidos a una intervención quirúrgica radical, se recomienda una combinación de ejercicios de fortalecimiento muscular, ejercicios de movilización articular y técnicas de relajación durante las primeras etapas del proceso de rehabilitación”, explica el investigador. Estos ejercicios, según el estudio, pueden ayudar a reducir las complicaciones del dolor de las extremidades superiores que puede surgir por el daño a los nervios durante la cirugía, afectando particularmente el control neuromuscular de la escápula.
“En cualquier caso, es importante recalcar que estos ejercicios deben individualizarse para cada paciente teniendo en cuenta sus capacidades físicas. Por ello, siempre se recomienda consultar a su médico antes de iniciar cualquier tipo de actividad física”, indica Martín Pérez.
El equipo de investigadores de la Universidad de La Laguna, mantiene actualmente varias líneas de investigación que buscan descifrar las claves de la compleja interacción entre los tratamientos tumorales y los efectos del ejercicio en supervivientes de cáncer de cabeza y cuello. “La radioterapia y la quimioterapia pueden tener diferentes efectos sobre la masa muscular, y es importante entender estos efectos para poder desarrollar estrategias efectivas para prevenir o tratar la pérdida de masa muscular en los pacientes oncológicos”, concluye Martín Pérez.