Un estudio revela que un simple enjuague bucal podría permitir la detección precoz del cáncer gástrico. Este tipo de cáncer es la cuarta causa de muerte por esta enfermedad en el mundo. Los expertos recuerdan que el momento ideal para intentar prevenir el cáncer es cuando está a punto de convertirse en cáncer, por lo que las investigaciones se enfocaron a identificar a personas que presentaban afecciones precancerosas.
“En el mundo del cáncer, si encuentras a los pacientes después de que hayan desarrollado cáncer, es demasiado tarde”, afirmó el Dr. Shruthi Reddy Perati, autor del estudio y residente de cirugía general en Rutgers Robert Wood Johnson School of Medicine. “Como herramienta de cribado y prevención, este sistema tiene un potencial enorme”, apunta el experto.
“En esta enfermedad si encuentras a los pacientes después de que hayan desarrollado cáncer, ya es demasiado tarde”
Los investigadores analizaron muestras de bacterias de la boca de 98 pacientes a través de una endoscopia, entre ellos 30 con cáncer gástrico diagnosticado, 30 con afecciones gástricas premalignas y 38 controles sanos. Encontraron diferencias claras entre los microbiomas orales del grupo sano en comparación con los de los pacientes cancerosos y precancerosos. También hallaron muy pocas diferencias entre las muestras de los pacientes premalignos y los que padecían cáncer, lo que sugiere que los cambios en el microbioma pueden producirse en cuanto el entorno del estómago empieza a experimentar cambios que pueden acabar convirtiéndose en cáncer.
“Observamos que el microbioma oral y el microbioma del estómago están conectados, y saber qué bacterias hay en la boca nos dice cómo se encuentra el entorno del estómago”, afirmó Perati. “Eso tiene una enorme implicación que podría dar lugar a algunas pruebas y directrices que cambien la práctica”, añadió.
“Saber qué bacterias hay en la boca nos dice cómo se encuentra el entorno del estómago”
Los resultados sugieren que las bacterias orales por sí solas podrían ser biomarcadores del riesgo de cáncer gástrico. Basándose en sus hallazgos, los autores desarrollaron un modelo de los 13 géneros bacterianos que representaban las diferencias más significativas entre los controles y los pacientes con cáncer y pre-cáncer.
“En Estados Unidos no existen directrices formales de cribado del cáncer gástrico, y más de la mitad de los pacientes con cáncer gástrico reciben el diagnóstico cuando el cáncer ya se encuentra en una fase avanzada”, afirma Perati.
Los investigadores planean realizar estudios más amplios en múltiples instituciones para asegurarse de que los hallazgos son generalizables a una población más amplia. “Incluso con una cohorte pequeña, hemos podido observar algunas diferencias notables y creemos que los resultados son muy prometedores”, concluye Perati.