El uso de toallitas dentales para la higiene bucal se ha popularizado en los últimos meses. Se trata de una herramienta que busca realizar la misma función que un cepillado dental pero que presenta pros y contras. Este elemento puede ayudar a la eliminación de las bacterias y sarro, además de proporcionar buen aliento al usarlas.
Su uso es sencillo: basta con frotar una de estas toallas por toda la boca, dientes de principio a fin, encías, lengua… para finalmente enjuagarse la boca. Sin embargo, esta técnica y esta herramienta no están diseñadas para llegar a brindar una limpieza profunda, ya que no llegan a las zonas interdentales o zonas profundas de la boca. Una limpieza incompleta que puede provocar que las bacterias se desarrollen y puedan causar problemas más serios al largo plazo.
Leonor Martín-Pero Muñoz, higienista dental y vicepresidenta del Colegio profesional de higienistas dentales de Madrid, en declaraciones a Dentalia, afirma que “las toallitas dentales no pueden sustituir al cepillo de dientes” en la función de la limpieza de los dientes ya que no disponen de “gran posibilidad a nivel de arrastre mecánico”.
“Las toallitas dentales suelen contener xilitol que es un agente beneficioso para la boca”
“Su uso obedece más a una moda que a los beneficios de salud que se puedan conseguir con ellas”, afirma la higienista. Aunque reconoce que su uso puede tener algún beneficio: “las toallitas dentales suelen contener xilitol que es un agente favorable para la boca”.
Aunque el uso de este elemento nos proporcione una sensación de limpieza por el frescor que aportan, “no podemos correr el riesgo de creer que una toallita dental puede ser el principal elemento de higiene oral”, apunta la experta. “El arrastre mecánico que hace el filamento del cepillo no se lo va a poder hacer nunca con una toallita”, añade.
Las toallitas dentales se pueden contemplar como una “opción de emergencia” para cuando no dispongamos de un cepillo de dientes cuando estemos fuera de casa, pero no como un elemento de higiene oral de uso rutinario.
ASÍ DEBE SER LA RUTINA DE HIGIENE DENTAL PERFECTA
Para mantener una buena higiene bucodental conviene dejarse aconsejar por un experto en la consulta dental que recomendará la pauta de limpieza más apropiada para cada paciente. “Cada persona tiene unas necesidades especiales en función de la edad, de si es portador de ortodoncia, si lleva implantes… aquí el higienista dental es el profesional más adecuado a quién debemos consultar”, reconoce Martín-Pero. Esta higiene personalizada es especialmente importante, por ejemplo en personas que llevan implantes, ya que “requieren una buena higienización para que tengan una durabilidad a largo plazo”, apunta.
Para una rutina de higiene bucodental óptima, en primer lugar según la experta, se debe usar un cepillo de dientes, que puede ser manual o eléctrico. Tras el cepillado, que debe tener una duración de 2 minutos, “debemos utilizar siempre un complemento para la limpieza de los espacios interdentales” para lo que disponemos de “una gran cantidad de opciones”, reconoce la experta.
“Tras el cepillado debemos utilizar un complemento para la limpieza de los espacios interdentales”
“Podemos optar por el uso de seda o cinta dental, picks o cepillos interdentales, arcos dentales, incluso un irrigador”, enumera Martín-Pero. En los pacientes infantiles, noveles en la higiene interdental, hay que usar seda dental para eliminar la placa y los restos de alimentos que quedan entre los dientes. Pero quizás la “técnica de enrollarla en los dedos no es una opción favorable para algunas personas por la complejidad de su manejo”. Para estos casos, la higienista recomienda optar por los arcos dentales “que facilitan la limpieza entre los dientes, aunque no sea de una manera tan minuciosa como usar la seda dental con los dedos”.
El irrigador dental es una buena herramienta de higiene para todo el mundo pero “hay que tener en cuenta la potencia”. La higienista advierte que en los niños el nivel de potencia “debe ser menor” que en los adultos. Con el irrigador “tenemos más posibilidad de desprender aquellos restos de alimentos y placa bacteriana que no está pegada a la superficie del diente”, apunta la experta pero advierte que si “ya esta placa dental está adherida al diente el irrigador puede quedarse corto como elemento de higiene”. Este elemento se recomienda sobre todo en pacientes con prótesis no removibles o implantes. Para sacar todo el partido preventivo al irrigador dental “debe usarse de manera diaria y rutinaria, ya que usado de manera esporádica da pie a que la placa dental madure y el irrigador no tenga la eficacia suficiente para hacer el arrastre”, concluye la higienista.