La buena higiene bucal, que incluye la limpieza adecuada de la lengua, es fundamental para la prevención de diversas enfermedades. La lengua puede acumular bacterias, restos de alimentos y células muertas, lo que puede dar lugar a problemas como la halitosis y contribuir al desarrollo de enfermedades bucales.
En declaraciones a Dentalia, la Dra. María Inmaculada Lloria Benet, profesora colaboradora del Departamento de Odontología Universidad CEU Cardenal Herrera, afirma que “para realizar una buena autoexploración de la lengua, debe realizarse con la lengua en protrusión y con la ayuda de una gasa, para poder moverla en todas direcciones y observar todas sus partes; dorso de la lengua, bordes laterales y cara ventral”.
La experta recuerda que los odontólogos “deben buscar signos o alteraciones como dolor, inflamación, manchas anormales, alteraciones de color, úlceras, erosiones… Es importante destacar que cualquier cambio significativo en la apariencia de la lengua debe ser evaluado para un diagnóstico adecuado y un tratamiento oportuno”.
“La exploración de la lengua debe hacerse en protrusión y moviéndola en todas las direcciones”
Las patologías que pueden aparecer en la lengua son de etiología diversa, expone la Dra. Lloria. “Pueden ser traumática, infecciosa, autoinmune, tumoral, las cuales pueden dar manifestaciones en la cavidad oral, así como en otras localizaciones”. Recuerda que “también hay otras lesiones que aparecen de forma exclusiva o casi exclusiva en la lengua”.
En cuanto a los síntomas que deberían alertarnos, explica que una lengua inflamada o enrojecida, “puede ser indicativo de una candidiasis eritematosa, que es una infección causada por hongos. También podría aparecer lesiones rojas en lesiones premalignas como la Eritroplasia e incluso malignas como el Carcinoma Oral de Células Escamosas”.
La Dra. Lloria apunta que si el paciente tiene una lengua más pálida de lo normal, “puede deberse a una anemia por carencia de hierro (anemia ferropénica) o por una anemia perniciosa, que tiene su origen en una carencia de vitamina B12”.
“Los dentistas debemos buscar signos o alteraciones como dolor, inflamación, manchas anormales, alteraciones de color, úlceras, erosiones”
En los casos en los que se detectan placas blancas en la lengua, señala la experta, “puede deberse a una infección por hongos, como la candidiasis oral, en este caso las manchas blancas se desprenderían al raspado dejando áreas eritematosas”. Recuerda que en las lesiones blancas también pueden ser signo de enfermedades autoinmunes como el Liquen Plano Oral e incluso en lesiones potencialmente malignas como la Leucoplasia o Leucoplasia Verrucosa Proliferativa. En estos últimos casos, “las lesiones no se desprenderían al raspado y habría que realizar una biopsia para tener el diagnóstico definitivo y tratarla adecuadamente”, indica.
“Cuando detectamos que la lengua adquiere un tono amarillento, se debe generalmente a la acumulación de células muertas sobre las papilas, en la superficie de la lengua. Esto sucede especialmente si las papilas aumentan de tamaño debido a un cambio de la microbiota oral y las bacterias presentes en la boca, así como los pigmentos alimentarios producen estos cambios de coloración, que puede variar de una tonalidad amarillenta a marrón”, explica la Dra. Lloria.
“Las enfermedades de la lengua en niños suelen ser patologías traumáticas y en pacientes adultos de patología infecciosa”
La experta también indica que “si la lengua adquiere un tono más púrpura, más morada, puede ser por una mala circulación sanguínea o de una afección cardíaca”, aunque recuerda “una lengua púrpura también puede ser un signo de la enfermedad de Kawasaki”. Detalla que también pueden aparecer este tipo de lesiones en tumores orales con origen en los vasos sanguíneos como el hemangioma o incluso en inmunodeficiencias como el Sarcoma de Kaposi. Para poder diferenciarlos adecuadamente, es importante establecer el tiempo de evolución y saber si esas lesiones han estado presentes desde etapas tempranas de la vida o han tenido una aparición más abrupta.
Respecto a la incidencia la doctora indica que “las enfermedades de la lengua no son específicas de una franja de edad determinada, si bien es cierto que en niños es más frecuente encontrar patología traumática y en pacientes adultos patología infecciosa”. Y concluye recordando la importancia de que “cualquier cambio en la lengua que persista durante varios días debe ser evaluado por un profesional de la salud”.