Hace ya diez años, en 2014, el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) comenzó una iniciativa con el objetivo de reunir dientes de leche, creando así una base sin precedentes en el ámbito científico. Se trata de la Colección Ratón Pérez, que durante una década ha logrado conformar una base de datos que cuenta con más de 5.000 dientes, catalogados con información detallada sobre su donante, como el sexo, edad de caída y otros datos biográficos con relevancia para los investigadores.
“Lo que realmente hace importante a esta colección es que no solo son piezas dentales aisladas, sino que tenemos información real de cada pieza dental, no solo de la pieza dental, sino del donante”, explica en declaraciones a Dentalia, Marina Martínez de Pinillos González, responsable científica del proyecto, destacando que “este es un recurso indispensable para la comunidad científica, ya que no existe ninguna otra colección con estas características en el mundo”. La particularidad es que se preguntan “aspectos como el embarazo de la madre o datos de formación del diente, pues los dientes de leche se forman de manera intrauterina”, información que queda asociada a la ficha de cada diente.
Inicialmente, la recogida se realizó como parte de la Noche Europea de los Investigadores en 2014, logrando reunir 500 piezas en solo tres horas, lo que llevó a sus impulsores a darle continuidad al proyecto. A partir de 2017, la iniciativa se extendió a otras instituciones y centros de investigación en toda España y, recientemente, ha sumado colaboraciones en Argentina, Brasil e Italia.
“En esta colección tenemos información real no sólo de cada pieza dental sino también del donante”
Este crecimiento ha sido clave, ya que “lo que nos va a permitir es poder tener una colección cada vez más grande, no solo en número, sino también en distribución geográfica”, explica Martínez de Pinillos. Gracias a esto, la colección puede ser utilizada en estudios comparativos que analizan las diferencias en la morfología dental entre poblaciones actuales y fósiles, y en investigaciones en odontología, paleontología y ciencias forenses.
Para acceder a la Colección Ratón Pérez, los investigadores interesados deben completar un formulario en el sitio web del proyecto, detallando el propósito de su estudio. Este acceso no es automático: cada solicitud se revisa cuidadosamente para asegurar que cumpla con los protocolos y los estándares científicos establecidos. “Nosotros después tendremos que verificar y analizar si se puede llevar a cabo ese estudio que se quiere realizar o no”, aclara Martínez de Pinillos. “No podemos ir dando dientes a todo el mundo. Esto es algo que es serio y que esta colección requiere llevar unos protocolos muy, muy estrictos”.
AVANCES CIENTÍFICOS Y PROYECTOS EN DESARROLLO
Uno de los estudios realizados a partir de la colección fue una investigación de dimorfismo sexual en dientes, comparando las dimensiones mesiodistales y bucolinguales para determinar diferencias entre los sexos. Sin embargo, los resultados demostraron que las dimensiones de los dientes en Homo sapiens actuales no permiten diferenciar claramente entre géneros. “A día de hoy la población nuestra, Homo sapiens, se solapan mucho entre ellos. Es decir, no podríamos saber solo con las medidas mesiodistales y bucolinguales si pertenece a un niño o a una niña”, indica la científica.
En la actualidad, el equipo trabaja en estudios que analizan las dimensiones de molares de niños y niñas, comparándolos con otros grupos humanos extintos, como parántropos y australopitecos, y en estudios sobre proteínas en dientes de poblaciones humanas actuales. Además, los investigadores planean escanear la colección completa para facilitar su acceso a nivel mundial. Actualmente, unas 800 piezas están digitalizadas, un avance que, en palabras de Martínez de Pinillos, “facilitará que esta colección sea accesible aún más a toda la comunidad científica desde cualquier punto del planeta, sin necesidad de tener que venir aquí y manipular los originales”.
“Gracias a esta colección se llevan a cabo estudios de enfermedades raras con afecciones dentales”
Esta colección Ratón Pérez, con su enfoque multidisciplinario y la participación activa de la ciudadanía, se ha convertido en una colección única en el mundo: “Dadas las características, de dientes asociados a información, podemos decir que no existe una colección así en ningún otro lugar del mundo”, afirma Martínez de Pinillos quien valora la dimensión de la colección del Dr. José Carlos Pettorossi Imparato de Brasil, pero que no recoge información de cada pieza dental. “Esta información asociada es la que da realmente el valor a esta colección Ratón Pérez que ya ha superado las 5.000 piezas dentales”, subraya la investigadora.
Para los próximos diez años se pretende ampliar la colaboración con instituciones de otros continentes. “Poder ampliar cada vez más la geografía de recogida de dientes aporta una variabilidad en múltiples ámbitos ya que podríamos tener dientes de otros orígenes y otros lugares”, destaca la responsable de la colección por lo que eso ayudaría a la investigación. Otro de los retos es conseguir el escaneo del cien por cien de la colección “para poder hacer estudios de todo tipo, de manera virtual, sin tener que utilizar los dientes originales”, algo que necesita inversión económica pero que “facilitaría que esta colección sea accesible aún más a toda la comunidad científica desde cualquier punto del planeta, sin necesidad de tener que venir aquí y manipular los originales”.
"Esta es una iniciativa de ciencia ciudadana, es una colección que es de todos y que ha sido posible gracias a toda la sociedad"
“Gracias a esta colección se llevan a cabo estudios de enfermedades raras con afecciones dentales, como la displasia ectodérmica u otros síndromes que afectan a los dientes de la persona que padecen este síntoma o enfermedad rara”, explica . En esta línea, apunta que en el CENIEH “queremos abrir un programa nuevo, una línea de paleobiología de la infancia que nos permita conocer un poquito más cómo era la infancia de esos homínidos anteriores a nosotros, cómo ha evolucionado la infancia y ese periodo tan importante en la vida a lo largo de la evolución humana”.
La investigadora destaca que el éxito de esta colección no habría sido posible sin la contribución ciudadana. “Sin los donantes, sin que ellos no hubieran venido a donar su diente, tanto los niños como los padres… no tendríamos esta colección”, reconoce Martínez de Pinillos, quien recuerda que este esfuerzo de “ciencia ciudadana” es mérito de toda la sociedad.