El diagnóstico temprano del cáncer oral representa uno de los principales desafíos en el ámbito oncológico. Muchos profesionales en España trabajan en diferentes investigaciones pero una de ellas presenta una perspectiva innovadora: la biopsia líquida utilizando saliva. Este método busca identificar biomarcadores en la saliva que ayuden a predecir y diagnosticar precozmente el cáncer oral, una enfermedad que, detectada en etapas avanzadas, reduce drásticamente las probabilidades de supervivencia.
En declaraciones a Dentalia, Mario Pérez-Sayans, profesor titular de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y coordinador del grupo de investigación en patología oral, médica, quirúrgica y maxilofacial del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS) afirma que “el problema del cáncer oral es que ha habido pocos avances en los últimos 50 años”. Lamenta que por desgracia, los pacientes cuando acuden en estadios avanzados, es decir, estadios 3 y 4, ya tienen metástasis al menos regionales en los ganglios del cuello y la supervivencia a los cinco años está muy por debajo del 50%”, explica Pérez-Sayans. “El objetivo es identificar a los pacientes en estadios 1 y 2, donde no hay metástasis en el cuello y la supervivencia puede alcanzar el 80-90%”, añade.
Las líneas de investigación de los últimos años han estado centradas en biomarcadores, es decir, moléculas, proteínas, genes o micro ARNs, que permiten diagnosticar precozmente el cáncer oral. Pérez-Sayans explica que “muchas veces utilizamos estas técnicas en biopsias, lo que significa que hay que anestesiar al paciente, sacarle un trozo de tejido y un postoperatorio. Pero actualmente estamos enfocados en avanzar en lo que llamamos como la biopsia líquida”, señala.
“Gracias a la biopsia líquida, podemos establecer modelos que permiten predecir el riesgo de cáncer de los pacientes”
La investigación dirigida por Pérez-Sayans se centra en el análisis de la saliva como medio diagnóstico a través de técnicas ómicas, de análisis masivos, como la proteómica. “Es una ciencia que estudia las proteínas sueltas en saliva, puede ser con saliva liberada o saliva escupida, saliva en reposo o saliva estimulada a través de diferentes técnicas”, explica Pérez-Sayans. “Actualmente estamos enfocados en avanzar en lo que llamamos biopsia líquida. En las patologías de la boca, la biopsia líquida implica la saliva”, destaca el investigador.
A través de estos análisis, el equipo busca diferencias en las proteínas presentes en la saliva de pacientes sanos, con lesiones malignas potenciales y aquellos que ya padecen cáncer. “Gracias a estos análisis podemos establecer modelos que permiten predecir el riesgo de cáncer de los pacientes”, apunta el investigador. Pérez-Sayans subraya que la detección temprana es fundamental para mejorar las probabilidades de supervivencia y reducir las secuelas del tratamiento oncológico.
“Un retraso en el diagnóstico de un mes puede hacer una gran diferencia en términos de supervivencia. Diagnosticar a un paciente en una semana, quince días o un mes supone una disminución drástica de la mortalidad y de la morbilidad”, asegura. En este sentido, un diagnóstico temprano evita intervenciones quirúrgicas invasivas que afectan la calidad de vida del paciente, incluyendo la radioterapia y el tiempo de recuperación prolongado.
“La principal limitación es la financiación”
No obstante, el camino hacia la implementación de estas técnicas presenta importantes desafíos, entre los que destaca la falta de financiación. “La principal limitación es la financiación”, afirma Pérez-Sayans. “Del 100% del tiempo destinado a la investigación puedes pasar aproximadamente un 60% escribiendo proyectos administrativamente, subiéndolos a plataformas, adaptándolas a las diferentes convocatorias, adaptando mi currículum a los diferentes modelos, y el porcentaje de aceptación no supera el 1%”. Explica que en las líneas de investigación del cáncer los grupos de investigación quedan “restringidos a las convocatorias públicas en las que la competitividad es muy alta y los fondos muy bajos”, que dejan fuera proyectos de gran calidad y que “podrían proporcionar a la sociedad mucho beneficio”, sostiene.
El equipo de Pérez-Sayans cuenta con maquinaria de última generación, “Next Generation”, que permite la detección de proteínas en saliva con un altísimo nivel de sensibilidad, tanto cualitativo como cuantitativo. “Podemos determinar si una proteína está presente, pero también determinar qué cantidad de proteína hay en cada uno de estos pacientes”, detalla Pérez-Sayans. Este avance tecnológico posibilita el desarrollo de un sistema de diagnóstico temprano basado en biomarcadores salivales que podría implementarse a través de un kit de detección. “Esto cambiaría el enfoque hacia el paciente”, afirma el investigador. “Este cambio de actitud ante el paciente redunda en una disminución de la prevalencia del cáncer”, añade.
Por protocolo asistencial los pacientes a los que se les diagnostica un cáncer tienen que ser intervenidos antes de un mes. Pero lamenta el investigador que “muchos pacientes tardan en diagnosticarse no solo meses, algunos pueden llegar hasta sobrepasar el año”. Estos avances permitirían evitar el deterioro de la calidad de vida de los pacientes y una reducción del coste sanitario. “Podríamos realizar una cirugía en lesiones potencialmente malignas antes de que se desarrollen en cáncer o bien revisar el riesgo del paciente con mayor frecuencia. Todo ello supondría una disminución de la prevalencia del cáncer”, concluye Pérez-Sayans.