La conocida como “odontofobia”, o miedo al dentista, puede tener consecuencias significativas a largo plazo en la salud dental de algunas personas que posponen visitas o tratamientos. Para combatir esta situación algunos profesionales ofrecen en sus clínicas terapias asistidas con perros, algo que beneficia no sólo al paciente sino también al dentista.
“Los niños, adolescentes, pacientes infantiles con necesidades especiales e incluso algunos adultos pueden presentar miedo, ansiedad e incluso fobia, siendo estas respuestas una barrera importante para la atención bucodental”, reconoce a Dentalia la Dra. Paula Bousoño, odontopediatra del Centro odontológico Miguel González. “Además de presentar afectación bucal, esto también provoca alteraciones del comportamiento y comunicación que afectan al nivel de cooperación”.
“Durante procedimientos odontológicos invasivos, como la anestesia, el perro les distrae y ayuda a rebajar la angustia, ansiedad y el umbral del dolor”
El uso de perros en la clínica dental produce importantes beneficios en los pacientes que explica la Dra. Bousoño: "Lo pueden acariciar durante el tratamiento, el tacto de un animal aumenta la liberación de dopamina y serotonina, produciendo una relajación y permite alcanzar un grado de serenidad. Les ayuda a mantenerse quietos y relajados en el sillón dental. Durante procedimientos odontológicos invasivos, como la anestesia, el perro les distrae y ayuda a rebajar la angustia, ansiedad y el umbral del dolor. Disminuyen los niveles de cortisol. Son un apoyo emocional durante la sesión, aumentando su seguridad y su autoestima".
La terapia dental asistida con perros se divide en tres etapas. En la primera se va a buscar al paciente a la sala de espera con el perro, en este punto se busca la familiarización entre el animal y el paciente mediante el juego. Diego Arbesú, adiestrador canino de TerapyDogs, afirma que “la sala de espera suele ser un momento tenso para los pacientes. En ocasiones por el desconocimiento de los tratamientos a los que se van a someter o por nervios debido a experiencias previas negativas”. En este punto, apunta Arbesú, “el perro sirve de mecanismo de distracción para que el paciente no esté pensando en el tratamiento al que se va a someter”.
“Estas terapias resultan muy útiles sobre todo en pacientes con Trastorno del espectro autista”
Una vez se accede al gabinete dental, la terapia continúa con una simulación del tratamiento que se le va a realizar al paciente, en la boca del perro. “Con esto se consigue que el niño tenga contacto con todos los instrumentos que el odontólogo va a usar durante su intervención y anticipar el tratamiento para mostrar que es indoloro ya que se le está haciendo al perro sin que muestre signos de dolor”, señala el adiestrador.
“Disponemos de un kit de réplicas de los utensilios que utiliza el dentista durante las intervenciones como cepillos, espejos, elementos para radiografías, etc. para usar en el perro los mismos elementos que el dentista usará posteriormente en la boca del paciente”, explica Arbesú. Para que el paciente se familiarice con los procedimientos también se aplican en el can las mismas pastas o luces que se usan por ejemplo para cementar los empastes. “Esto resulta muy útil sobre todo para los pacientes con Trastorno del espectro autista (TEA)”, recalca el terapeuta.
La siguiente fase en el proceso de la terapia es la realización del tratamiento odontológico al paciente. “En este momento el niño puede elegir si quiere tener al perro sobre él en el sillón dental, o bien el animal está sentado en otra parte del gabinete”, indica Arbesú. Una vez terminado el tratamiento por parte del dentista se realiza una nueva sesión de juego con el perro e incluso se le da un paseo “para que el último recuerdo que el paciente tenga de la visita al dentista sea positivo para reducir los nervios en la próxima visita y que sea menos traumática”, añade.
“Esta terapia puede convertir el miedo en confianza y un momento temido en algo positivo y placentero”
“La terapia asistida con perros tiene el poder de transformar por completo la experiencia dental, convirtiendo el miedo en confianza y convirtiendo lo que solía ser un momento temido en algo positivo y placentero”, afirman desde el gabinete dental. La demanda de esta terapia actualmente es muy alta ya que “tenemos una media de 45 pacientes mensuales solo en esta clínica”, revela el adiestrador canino.
Para la realización de estas terapias se utilizan perros de aguasespañoles que están educados desde muy pequeños para realizar estas actividades. Entre los motivos para el uso de esta raza, el adiestrador enumera: “Son una raza que no sueltan pelo, lo cual es fundamental por motivos de higiene cuando trabajamos en un centro sanitario; son perros de tamaño mediano y permiten que se les pueda acariciar la cabeza desde el sillón dental durante el tratamiento tanto si están en el suelo junto a él, como si se tumban sobre el paciente; y otra razón fundamental es que estos perros no producen alergias, está demostrado que por su tipo de pelo son hipoalergénicos”.
Estos perros tienen un adiestramiento especial y además de ser usados en centros odontológicos también trabajan con pacientes en centros de salud mental, geriátricos, o en charlas sobre salud bucodental en colegios, o centros de educación especial. “Su adiestramiento comienza desde que son cachorros y es un proceso de educación muy intenso el que realizamos con ellos para poder llevar a cabo en el futuro estas labores”, concluye el terapeuta.