La higiene bucal es fundamental para mantener una boca saludable y prevenir enfermedades como la gingivitis, la periodontitis y la caries. A menudo, nos concentramos en cepillar nuestros dientes, pero olvidamos otras partes importantes de la boca, como la lengua. El uso de un raspador lingual puede beneficiar nuestra salud bucal.
La lengua es un órgano compuesto por una gran cantidad de músculos recubiertos por una mucosa. En su superficie, encontramos las papilas, que le dan su característico aspecto aterciopelado. Estas papilas no solo participan en la percepción del gusto y el tacto, sino que también desempeñan funciones vitales.
"Limpiar la lengua es un paso necesario en nuestra rutina diaria para conservar su utilidad en el cuerpo humano"
Entre estas funciones se encuentra la de masticación y deglución, ya que la lengua dirige los alimentos hacia los dientes para triturarlos y luego los traslada a la faringe para su paso al esófago. La lengua también ayuda a percibir el sabor y la textura de los alimentos. También ayuda en el habla y en la capacidad de succión, esencial para los bebés durante la lactancia materna.
LA IMPORTANCIA DE LIMPIAR LA LENGUA
La superficie lingual puede acumular bacterias, células muertas y restos de comida. Por lo tanto, limpiar la lengua es un paso necesario en nuestra rutina diaria para conservar su utilidad en el cuerpo humano.
Los expertos recuerdan que una correcta higiene de la lengua: reduce el mal aliento, al eliminar las bacterias que se acumulan en ella; previene la acumulación de placa; mejora el sentido del gusto, ya que al limpiarla minamos las capas de células muertas y bacterias, lo que mejora la percepción del sabor.
EL RASPADOR LINGUAL: LA OPCIÓN IDEAL
La higiene bucodental incluye una serie de técnicas que son complementarias. Por supuesto, el cepillado eficaz al menos dos veces al día con pasta fluorada es básica. Sin embargo, este cepillado no consigue eliminar las bacterias acumuladas a nivel interdentario ni las que se depositan en la lengua. De ahí que existan dispositivos específicos diseñados para ello: los cepillos interdentales o la seda dental para limpiar los espacios entre diente y diente y los raspadores linguales. El utilizar el cepillo de dientes a nivel de la lengua solo permite frotar y barrer, "pero no raspar", advierten los dentistas. "Si bien es mejor hacer esto que la opción de no hacer nada, se ha comprobado que los raspadores linguales son mucho más eficaces para esa misión, al estar diseñados para ello", añaden.
Los dentistas aconsejan seguir estos pasos para su uso:
- Saca la lengua frente al espejo.
- Introduce el raspador en la boca, empezando por la parte central de la lengua y usando la cara del limpiador con saliente.
- Sigue con la parte más alejada de manera progresiva, para evitar arcadas.
- El siguiente paso es arrastrar el limpiador desde la parte trasera a la delantera.
- Realiza varias pasadas y aclara el raspador lingual después de cada una de ellas.
- Por último, enjuaga el limpiador bien con agua y jabón antes de guardarlo.
Desde el Consejo de Dentistas recuerdan que antes de su uso debemos enjuagar el raspador con agua. Sobre su frecuencia de uso, los expertos apuntan que depende mucho de las expectativas que cada uno tenga con su nivel de higiene bucodental. "Para algunos, el uso del raspador lingual se convierte en un hábito más de la higiene y lo usarán después de cada cepillado. Otros preferirán usarlo con menor frecuencia. Obviamente, cuanto mayor sea la frecuencia de uso, menos depósitos se acumularán en la lengua. Si se opta por una única utilización diaria, la más recomendable es la nocturna, antes de acostarse", recomiendan ya que, es importante recordar, que durante el sueño se produce una disminución fisiológica en la producción de saliva, de ahí que sea muy importante mantener la lengua limpia porque perdemos durante esas horas, la valiosa protección de nuestra saliva.