La pérdida dental eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares: “Nada es como un diente natural”

José Aranguren, presidente de la AEDE analiza para Dentalia el estudio publicado en la revista Journal of Endodontics que expone la relación entre la pérdida dental y el aumento de riesgo de fallecimiento por enfermedades cardiovasculares

José Aranguren, presidente de la Asociación Española de Endodoncia (Montaje ConSalud)
José Aranguren, presidente de la Asociación Española de Endodoncia (Montaje ConSalud)
14 enero 2025 | 12:00 h
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La conexión entre la salud bucal y la salud general está ganando cada vez más relevancia en el ámbito sanitario. Un reciente estudio publicado en la revista Journal of Endodontics ha puesto de relieve la relación entre la pérdida dental y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares (ECV). Según el análisis realizado, las personas que han perdido todos sus dientes o que tienen menos de 10 dientes presentan un riesgo 66% mayor de fallecer por ECV en comparación con aquellas que conservan una dentición más completa. En este contexto, la Asociación Española de Endodoncia (AEDE) destaca la importancia de este artículo científico así como la defiende la preservación de los dientes naturales y aboga por la prevención como estrategia clave para proteger tanto la salud bucal como la sistémica.

“La salud bucal es fundamental para prevenir otro tipo de enfermedades sistémicas, como las enfermedades cardiovasculares”, explica José Aranguren, presidente de la AEDE, en una entrevista concedida a Dentalia. El experto subraya la necesidad de priorizar la conservación de los dientes naturales frente a soluciones como los implantes, que, aunque útiles en ciertos casos, no replican por completo las ventajas biológicas de los dientes propios.

“Un implante es una buena solución cuando faltan dientes, pero no es comparable a un diente natural”

“Los dientes tienen ligamento periodontal, lo que permite mantener la altura ósea y las estructuras dentales estables”, apunta Aranguren. Este aspecto es crucial para conservar una buena salud bucodental y, por ende, general. En contraste, los implantes dentales pueden generar problemas a largo plazo, como la periimplantitis y la pérdida de hueso. “No hay nada como nuestros propios dientes. Un implante es una buena solución cuando faltan dientes, pero no es comparable a un diente natural”, puntualiza.

La relación entre la salud bucal y las enfermedades cardiovasculares también puede explicarse por hábitos de vida, según el experto. “Si un paciente no cuida sus dientes, es probable que tampoco preste atención a su dieta, ejercicio físico u otros factores clave para la salud cardiovascular”, comenta Aranguren. Además, ciertas patologías como la diabetes pueden agravar la situación, ya que afectan directamente a la salud bucodental mediante la disminución de saliva y otras alteraciones.

Aranguren aboga por la prevención como el pilar fundamental para evitar tanto la pérdida dental como sus posibles repercusiones sistémicas. “Una buena salud bucodental se basa en la limpieza diaria, revisiones cada seis meses y el mantenimiento de hábitos saludables”, asegura. También enfatiza la importancia de ser conservadores en los tratamientos odontológicos, evitando extracciones innecesarias siempre que sea posible.

“Hay que intentar hasta el último momento mantener los dientes naturales porque son fundamentales para nuestra salud bucal y general”

El experto también llama la atención sobre las prácticas odontológicas en algunos países como Austria, donde la colocación de implantes se ha convertido en una solución rutinaria frente a problemas dentales, sin considerar el impacto a largo plazo. “Esto ha hecho mucho daño. Hay que intentar hasta el último momento mantener los dientes naturales porque son fundamentales para nuestra salud bucal y general”, insiste. “Un diente natural previene problemas posteriores que aparecen con los implantes cuando con el tiempo se baja tanto la encía como el hueso dejando expuestas las esquinas de los implantes”, añade. 

Aunque el estudio publicado no destaca grupos de población específicos, Aranguren recalca que las personas con peor salud bucodental son las más susceptibles. “Esto debe hacernos reflexionar: si la salud bucal es deficiente, posiblemente también lo sea en otros ámbitos, como el cardiovascular”, concluye. 

Este artículo destaca que mantener los dientes naturales, a través de buenos hábitos de higiene bucal y visitas regulares al dentista, es clave para reducir el riesgo de desarrollar problemas de salud graves como las enfermedades del corazón. “Una revisión dental cada seis meses, mantener una buena salud oral, una dieta correcta, hábitos saludables e intentar ser lo más conservador en los tratamientos odontológicos”, son las pautas fundamentales según Aranguren para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. 

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