Cada vez son más las personas que toman una medicación anticoagulante lo que aumenta el riesgo de hemorragia al que se enfrentan estos pacientes cuando se exponen a una cirugía bucal. Por este motivo la Sociedad Española de Cirugía Bucal (SECIB) indica que es necesario un mayor control de los procedimientos y recuerda que, en contra de la creencia generalizada, las personas anticoaguladas no deben suspender por sistema su medicación antes de una extracción o un implante dental.
En declaraciones a Dentalia, el Dr. Abel García, jefe de Servicio de Cirugía Maxilofacial del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela y director de la Guía de Práctica Clínica de SECIB, afirma que “los pacientes que toman una medicación anticoagulante tienen dos tipos de riesgo: el riesgo propio de la anticoagulación, por el que el paciente puede sangrar durante la intervención quirúrgica y sufrir una hemorragia importante; y el riesgo del motivo por el cual está anticoagulado”.
“No podemos suspender la anticoagulación por nuestra cuenta, sin valorar el motivo por el que se le ha puesto esa medicación”
El Dr. García señala que los odontólogos “no podemos suspender la anticoagulación por nuestra cuenta, sin valorar el motivo por el que se le ha puesto esa medicación”, ya que explica: “En el caso de un paciente que tenga una válvula cardiaca metálica, suspender la anticoagulación puede llegar a provocar su fallecimiento. En estos casos siempre tenemos que tener una comunicación con el especialista que le haya puesto el tratamiento para que sea él quien haga el cambio necesario por otra medicación, ya que existen alternativas”.
El experto reconoce que antiguamente cuando un paciente estaba medicado con antivitamina K para una simple extracción de un diente se le suspendía el tratamiento, pero actualmente si la medicación está bien controlada ya no es necesario parar la medicación. “Obviamente cada caso debe ser valorado por un profesional con experiencia y de forma personalizada”, recuerda el doctor. En el caso de las operaciones más complejas, que conllevan un mayor riesgo de sangrado, se debe valorar si revertir la anticoagulación modificando el tratamiento.
“Ante esta situación debemos actuar valorando el riesgo de hemorragia que tiene el paciente, por el tipo de anticoagulación que está tomando; y por otro lado debemos valorar la intervención quirúrgica a la que se le va a someter, ya que hay algunas sencillas que no implican tener que suspender el tratamiento y otras más complejas en las que sí que hay que valorarlo”, explica el Dr. García.
“Cada caso debe ser valorado por un profesional con experiencia y de forma personalizada”
Durante estos últimos años ha aumentado mucho el número de pacientes que toman medicación anticoagulante debido principalmente al envejecimiento de la población, y por ello, señala el experto “se ven pacientes con estos tratamientos en las consultas dentales con más frecuencia”.
El Dr. García, que ha dirigido la Guía de Práctica Clínica Cirugía bucal en pacientes con trastornos de la coagulación, editada por la SECIB y publicada recientemente en 'Guía Salud', explica que los protocolos para el manejo de este tipo de pacientes en cirugía oral han variado a lo largo de los últimos años, sobre todo tras la aparición de los nuevos anticoagulantes orales directos (ACODs) y que "la valoración del riesgo de sangrado sigue siendo un tema controvertido para pacientes, dentistas y médicos de familia".
García afirma que “en esta guía se hace un análisis de la evidencia científica (artículos científicos) que hay en la bibliografía consultada y se explica lo que debe realizarse en base a esa evidencia”.
"La valoración del riesgo de sangrado sigue siendo un tema controvertido para pacientes, dentistas y médicos de familia"
En términos generales, no es estrictamente necesario que las personas que toman anticoagulantes consulten con su médico de familia o hematólogo antes de visitar al dentista. Sin embargo, el Dr. Abel García advierte que es común que el odontólogo solicite una interconsulta para obtener un informe actualizado sobre la situación del paciente, especialmente si este no acude regularmente a las revisiones o ha pasado mucho tiempo desde su última visita.
Los dentistas cada vez atienden a más personas con este tipo de medicación y en ocasiones, reconoce el doctor, “les surge el miedo, por lo se ha notado un aumento del interés por guías como la que acaba de editar SECIB para el tratamiento de estos pacientes”, concluye García.