La retrognatia en recién nacidos o bebés es cuando la mandíbula inferior está más atrás de lo que sería normal. Se conoce comúnmente como “mandíbula corta o pequeña”. Se trata de una deformidad dentofacial en la que ambos maxilares, superior e inferior, se encuentran desalineados entre sí causando una discrepancia anteroposterior entre la mandíbula y el maxilar lo que hace que parezca que una persona tiene un resalte severo. A menudo, esta diferencia no se nota de frente, pero es muy notable en el perfil del paciente.
En Odontología, a la retrognatia mandibular es clasificada como una maloclusión esquelética de clase 2 que puede ser el resultado de un maxilar superior desarrollado en exceso, una mandíbula retrognática o subdesarrollada o la combinación de ambos casos.
Según apunta el Doctor Miguel Hernández, presidente electo de la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP), el retrognatismo mandibular se puede apreciar con un simple examen visual al comprobar que la mandíbula ocupa una posición más retraída de lo que se considera normal, es más pequeña por una deficiencia del crecimiento y, por tanto, el maxilar superior está más adelantado que el inferior, haciendo que los dientes inferiores y los superiores no entren en contacto cuando la boca está cerrada.
En la mayoría de los casos el retrognatismo tiene un origen genético; sin embargo, puede haber otras causas
Entre las causas de la retrognatia es la anquiloglosia, cuando el frenillo lingual corto que inmoviliza a la lengua, que es una malformación hereditaria, que afecta a más del 10% de la población. También, “el abuso del chupete durante la infancia o el hábito de chuparse el dedo. Estos factores pueden inducir un estímulo del crecimiento del maxilar superior y frenar el del inferior”, apunta el Dr. Hernández.
En otros casos, es debida a la presencia del síndrome de Pierre Robin, una afección en la cual el bebé tiene la mandíbula más pequeña de lo normal, la lengua replegada en la garganta y dificultad para respirar. “La prevalencia de este síndrome se ha estimado en 1 de cada 10.000 nacimientos. Ocurre sin ninguna otra malformación asociada y constituye alrededor del 50% de los casos que se presentan con estas malformaciones orofaciales”, indica el doctor.
“La retrognatia suele irse suavizando con el tiempo, y desaparecer en torno a los tres meses. Aunque en los casos más acusados puede persistir más. También conviene practicar cambios y manejo postural para ayudar a los bebés con este problema de succión”, indica el odontólogo.
La mayoría de las veces, los problemas respiratorios y de alimentación se resuelven durante el primer año de vida. "El crecimiento de la mandíbula favorece la corrección de la retrognatia y de la posición de la lengua durante los primeros años. Se ha encontrado una incidencia familiar, sobre todo en familiares de primer grado, del 25% de los casos registrados en España", según apunta el experto.
EL TRATAMIENTO PARA CORREGIR LA RETROGNATIA
En los casos más leves, la retrognatia no se suele necesitar tratamiento, especialmente si se diagnostica durante la infancia.
La ortodoncia puede corregir la posición del maxilar inferior y los problemas oclusivos (por ejemplo, dientes inclinados) que pueda presentar el paciente. Sin embargo, lo más frecuente es que haya que recurrir a un tratamiento que se inicia con la ortodoncia, continúa con una intervención quirúrgica (cirugía ortognática) y finaliza con una nueva ortodoncia.
ASÍ AFECTA LA RETROGNATIA A LA LACTANCIA
Este trastorno que afecta a muchos bebés dificulta la lactancia. En la mayoría de los casos no la imposibilita, pero puede que el agarre no sea perfecto o cueste más de lo habitual.
“Generalmente, es un problema pasajero, que se soluciona por sí solo antes de los tres primeros meses de vida. Mientras tanto, la lactancia se ve afectada y es necesario que la madre encuentre una postura adecuada para que el bebé succione y saque la leche. El problema que surge tiene que ver con la incapacidad de hacer la succión por tener la mandíbula atrasada, la boca no crea la ventosa en el pecho y la extracción de la leche no se produce o es incompleta. Si bien complica la lactancia, que un bebé sufra retrognatia no significa que haya que prescindir de dar el pecho”, señala el Dr. Hernandez.