En verano, con el mayor consumo de alimentos fríos, aumenta el número de personas que padecen sensibilidad dental: un dolor intenso, agudo y breve en nuestra boca. Es importante conocer las causas que la provocan y su tratamiento para prevenir y combatir este molesto trastorno dental.
Según el ‘Estudio Sanitas de Salud Bucodental’, la sensibilidad dental o hipersensibilidad dentaria afecta a un 34% de los adolescentes y al 24% de los adultos. A pesar de su alta prevalencia, únicamente el 7,1% de los afectados acude al dentista para tratar este problema de salud bucodental.
Este dolor se produce porque la dentina de nuestras piezas dentales ha quedado expuesta
El Dr. Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas, explica que la sensibilidad dental es un signo de aviso de un problema subyacente de pérdida de esmalte o de retracción de encías que expone la dentina al medio bucal: “Cuando la dentina pierde su protección de esmalte o de cemento (en la raíz), se produce una irritación de los nervios de la dentina, lo cual provoca dolor al ingerir alimentos muy fríos, calientes o ácidos”.
La dentina es el segundo tejido más duro del cuerpo y se encuentra justo detrás del esmalte dental. Este tejido se compone de una serie de pequeños canales a los que se denomina túbulos que quedan expuestos cuando pierden la protección que les otorga el esmalte. A través de estos tubos, el calor, el frío y otros elementos externos, encuentran un acceso hasta los nervios y las células interiores del diente, activando la sensación de dolor por hipersensibilidad.
Este dolor en nuestros dientes se produce en respuesta a un estímulo. Los más frecuentes son de carácter térmico cuando ingerimos alimentos fríos o calientes (café, helado…). También puede ser provocado por estímulos osmóticos o químicos al consumir alimentos azucarados o ácidos (como dulces, naranjas…). Y por último también puede ser a causa de estímulos táctiles, por ejemplo, al cepillarnos los dientes, utilizar el hilo dental o por el contacto de algún otro objeto sobre el diente.
Es importante tener en cuenta que si el dolor que sentimos, no es detectado a raíz del contacto con alguno de estos estímulos externos, el diagnóstico no sería sensibilidad dental por lo que el dolo podría ser producido por otra patología como pueden ser una caries, una fractura dental o un empaste deteriorado.
Para disminuir los efectos de la sensibilidad dental los expertos recomiendan:
- Mantener una buena higiene bucal.
- Utilizar un cepillo y pasta dental suaves.
- Evitar bebidas y alimentos ácidas (como refrescos, vino, cítricos…) que puedan dañar nuestro esmalte dental. Es muy importante dejar transcurrir unos 20-30 minutos para cepillarnos los dientes si previamente hemos tomado ácidos o dulces.
- Evitar temperaturas extremas, tanto muy frío como muy caliente.
- No usar los dientes para abrir botellas o como herramientas de corte.
- Visitar al dentista si aparece dolor dental para establecer un tratamiento adecuado.
El Consejo General de Dentistas advierte que algunos tratamientos como los blanqueamientos dentales incrementan y empeoran la sensibilidad dental, por lo que aquellas personas que sufran esta dolencia no deberán realizárselos hasta que el dolor desaparezca.