La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre los graves problemas que conllevan en la población infantil la caries dental. Según los datos del Global Burden of Disease Study, 530 millones de niños de todo el mundo sufren caries dental en los dientes de leche. La Caries de Primera Infancia (ECC) se diferencia de la caries dental en niños mayores y adultos por su rápido desarrollo, su diversidad en cuanto a factores de riesgo, y los métodos de control.
En declaraciones a Dentalia, Miguel Hernández, Profesor Titular del Departamento de Odontoestomatología de la Universidad de Barcelona y Presidente electo de la Sociedad Española de Odontopediatría, dimensiona la magnitud del programa explicando que “la caries dental es la enfermedad crónica más frecuente en el mundo afectando a un 80% de la población global (aproximadamente 6.000 millones de personas). De éstos, un 10% son niños, lo que supone unos 600 millones de niños en el mundo”.
“Los hidratos de carbono y azúcares ingeridos al metabolizarse en la boca hacen que el pH intraoral descienda”
La caries dental es una enfermedad crónica no hereditaria producida en la boca por un desequilibrio dependiente del azúcar que es aprovechado por los microbios que viven en ella para fabricar ácido que destruirá los dientes y que se manifiesta como una cavidad en el diente.
La declaración de Bangkok de la International Association of Paediatric Dentistry (IAPD) sostiene que los dientes primarios mantienen el espacio para los dientes permanentes y son esenciales para el bienestar del niño, y recuerda que la caries dental puede llevar a dolor crónico, infecciones y otras morbilidades.
“Al comer, los hidratos de carbono y los azúcares ingeridos que se han quedado en la boca se metabolizan por acción de los gérmenesformadores de ácido que hacen que el pH intraoral descienda”, explica el doctor que apunta que el descenso del pH intraoral ataca la estructura mineral del esmalte provocando su desmineralización.
“Comerse una manzana es lo más saludable para los dientes tanto de los pequeños como de los mayores: su fibra actúa limpiando”
Los principales “amigos de las caries”, según el Dr. Hernández, son: la falta de una higiene correcta con un aporte de flúor deficitario; una ingesta inadecuada de azúcares y demasiado tiempo para que se vaya instaurando la enfermedad. “Para su aparición tiene que haber un medio oral ácido, y todo aquello que pueda provocar un pH ácido es potencialmente peligroso. Por ejemplo, las chuches, los caramelos, las bebidas refrescantes, las bebidas de cola, los zumos con azúcares añadidos, etc. Pero incluso, el pan, la bollería y la pasta que, en definitiva, son harinas y en su metabolización se producen azúcares que, al descomponerse, producirán ácido”, indica el experto.
Por otra parte, Hernández apunta que hay alimentos que tienen una gran cantidad de lo que se conoce como “azúcar escondida”. Esto es que en principio parecen no tener azúcar, pero en realidad sí que contienen azúcar industrial altamente cariogénico –como el kétchup o los zumos ultraprocesados-. “La dieta ha de ser, por lo tanto, muy variada huyendo de los abusos y de las comidas monotema ya que hay niños que solo comen pizza o macarrones, por ejemplo. La fruta, de hecho, es muy buena porque tiene fibra, que actúa limpiando. Comerse una manzana es lo más saludable para los dientes tanto de los pequeños como de los mayores”, añade.
“Cuanto más se tarde en iniciar los procesos de higiene dental, más probabilidades tendrá el niño de presentar caries”
La caries de la primera infancia o “Caries del Biberón” puede producirse desde el mismo instante en que aparecen los primeros dientes en la boca del niño. El doctor indica que desde ese mismo instante es conveniente empezar la limpieza bucal de sus “dientecitos”. Y recuerda: “El factor tiempo juega también un papel importante ya que cuanto más se tarde en iniciar los procesos de higiene dental, más probabilidades tendrá el niño de presentar caries”.
La Sociedad Española de Odontopediatría (S.E.O.P.) defiende que la primera visita al dentista se realice al primer año de vida, e incluso durante el último trimestre del embarazo, como se propone desde numerosas Academias odontológicas reconocidas a nivel mundial.