Según indica la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), un 25 % de los pacientes con implantes colocados hace más de cinco años padecen enfermedades periimplantarias, siendo el principal factor de riesgo para la aparición de infecciones una mala higiene bucal. Las enfermedades periimplantarias son infecciones orales que consisten en la inflamación del tejido que envuelve los implantes dentales y son muy comunes entre la población.
La investigación científico-clínica ha promovido en las últimas décadas una mejora sustancial del diseño y la topografía de la superficie de los implantes, así como un mayor conocimiento de la biología del hueso y los tejidos blandos, que ayudan a evitar infecciones. Sin embargo, algunas modificaciones cuyo objetivo es mejorar la adaptación del implante al hueso pueden favorecer la adherencia del biofilm bacteriano o placa dental, que aumenta la probabilidad de desarrollar patologías como la mucositis y la periimplantitis.
“El avance para conseguir implantes dentales antibactericidas requiere estudios interdisciplinares con participación de clínicos, microbiólogos y especialistas en biomateriales”
Por esta razón, UIC Barcelona, a través de su Bioengineering Institute of Technology y de la Facultad de Odontología, y el centro de investigación en salud bucal DentaidResearch Center, han realizado un estudio para analizar la eficacia del recubrimiento con la molécula TESPSA (silano anhídrido trietoxisililpropilo succínico) sobre diferentes rugosidades de implantes, comparándolo con otros tratamientos, con el objetivo de disminuir la adhesión de los microorganismos y así favorecer un efecto antibacterias. El grupo de investigación se ha centrado en esta molécula puesto que tiene la capacidad de potenciar las propiedades superficiales osteoinductoras y antibacterianas, y la pasivación de la superficie con ácido cítrico, que disminuye el proceso de corrosión y crea una capa protectora.
El modelo de biofilm desarrollado no ha evidenciado una clara diferencia antiadhesiva y bactericida entre las superficies tratadas con TESPSA o pasivación con ácido cítrico, aunque sí se ha observado una tendencia a reducir la adhesión de biofilm oral y aumentar el efecto antibacteriano en aquellos recubrimientos de implantes tratados con TESPSA.
Como apunta Javier Gil, autor del estudio, investigador del Bioengineering Institute of Technology de la Universidad y responsable de la Red Nacional de Periimplantitis concedida por el Ministerio de Ciencia e Innovación, “el avance para conseguir implantes dentales antibactericidas requiere estudios interdisciplinares con participación de clínicos, microbiólogos y especialistas en biomateriales”. Así, concluye: “Aún queda mucho camino por recorrer, pero estamos avanzando en la dirección correcta”.