Según los estudios que se conocen en torno al 10% de la población adulta presenta xerostomía en España, una cifra muy similar a la que encontramos en otros países del entorno. La prevalencia de esta enfermedad se duplica a partir de los 60 años, por lo que la edad es una variable muy asociada a esta patología.
Esta enfermedad puede estar provocada por múltiples causas desde efectos secundarios de algunos medicamentos como antidepresivos, diuréticos, antihistamínicos, etc; tratamientos como la radioterapia; o determinadas enfermedades sistémicas tales como diabetes, infección por VIH o enfermedades sanguíneas; o alteraciones en las propias glándulas salivares que alteran su función.
La falta de saliva puede provocar enfermedades periodontales y caries dentales
Esta enfermedad, conocida como el “síndrome de boca” seca es un desorden complejo que se caracteriza por la disminución de la producción de saliva, lo que provoca una sensación permanente de boca seca y, a veces, de quemazón. El Dr. Óscar Castro Reino, presidente del Consejo de Dentistas, señala que “ante el primer síntoma de boca seca es muy importante acudir al dentista para tratar de forma precoz los trastornos asociados a este desorden, como la caries, candidiasis, úlceras, gingivitis, etc., y así mejorar el grado de confort del paciente”.
La sequedad en la boca a menudo causa problemas dentales. La saliva ayuda a mantener un equilibrio saludable de bacterias en la boca. Si la saliva no es suficiente, las bacterias y otros organismos presentes en la boca se desarrollan demasiado rápido. La saliva también limpia la boca de los ácidos y las partículas de alimentos que quedan después de comer. Esto significa que la falta de saliva puede provocar enfermedad de las encías (enfermedad gingival) y caries dentales. La sequedad en la boca también puede hacer que sea difícil usar dentaduras postizas.
“Cuando el flujo normal de saliva se ve reducido pueden aparecer problemas para hablar, masticar y tragar los alimentos”, apunta el Dr. Castro
“La saliva es esencial para mantener una boca saludable. Cuando el flujo normal se ve reducido pueden aparecer problemas para hablar, masticar y tragar los alimentos. Del mismo modo, aumentan las probabilidades de desarrollar enfermedades periodontales, caries y halitosis, puesto que la boca se vuelve más vulnerable a las bacterias”, explica el Dr. Castro.
Cuando el paciente aún mantiene una función, aunque sea residual de las glándulas salivares, en algunos casos se recurre a determinados fármacos, siendo el más conocido y utilizado la pilocarpina. Estos fármacos estimulan la producción de saliva y requieren receta médica. “Otras medidas alternativas al uso de fármacos es intentar estimular la producción de saliva mediante la realización de comidas más frecuentes o masticar chicles sin azúcar”, indican desde el Consejo de Dentistas.
En situaciones muy extremas o en las que ya no existe ninguna función en las glándulas salivares se recurre a los denominados sustitutos salivares. Las llamadas salivas artificiales cuya finalidad es humedecer la mucosa y protegerla de los factores irritativos externos. Se trata de soluciones acuosas a las que se les añade glucoproteínas y determinadas enzimas.
Los expertos advierten de que diagnosticar de forma temprana la xerostomía evita riesgos para la salud oral
“La xerostomía es sumamente desagradable para quien la sufre, todas las medidas que posibiliten una mayor humidificación de las mucosas proporcionan una sensación de alivio”, indican desde la organización colegial de dentistas. “Los humidificadores pueden contribuir a ello, fundamentalmente en casos en los que existe respiración oral. Del mismo modo, aconsejar al paciente el que tome frecuentes sorbos de agua, es otra medida paliativa”, añaden.
La disminución de la saliva provoca en primer lugar, una alteración importante en las mucosas las cuales se vuelven irritadas y enrojecidas. Por otra parte, la disminución de la saliva trae consigo un desequilibrio en la microbiota oral, permitiendo un mayor crecimiento de las bacterias más cariogénicas y periodontógenas, que en condiciones habituales suelen estar en equilibrio y controladas, provocando un gran aumento de enfermedades orales. Por ello es fundamental que el paciente con xerostomía sea evaluado, diagnosticado y tratado cuanto antes, para evitar estos riesgos en la salud oral. “En un país como España, con una proporción cada vez más elevada de adultos mayores, con patologías sistémicas y polimedicados, es doblemente importante redoblar los esfuerzos”, apuntan desde el Consejo de Dentistas.
En muchas ocasiones el consumo de alcohol, que produce sequedad de las mucosas orales, el tabaquismo, o enfermedades como la diabetes, el Parkinson y la artritis, así como algunos procesos psicológicos como la ansiedad, depresión o anorexia nerviosa están detrás de los primeros síntomas de xerostomía. En verano, una mayor exposición al sol también favorecería la acción bacteriana, provocando una mayor sequedad en la boca y las mucosas.