Las menstruaciones abundantes y dolorosas o menorragias son una realidad entre muchas mujeres. Acudir al médico de Atención Primaria es el primer paso para ponerles solución, pero será en atención especializada donde se ofrezcan diagnósticos más precisos y se pauten tratamientos mejor orientados, que van más allá de los anticonceptivos o de los hemostáticos. De ello habla para ConSaludTV, en colaboración con Hologic, la doctora Sonia Martínez, ginecóloga del Hospital Universitario de Torrecárdenas de Almería, responsable de la Unidad de Histeroscopia y Cirugía Uterina.
La experta reseña que “aproximadamente un tercio de las consultas al ginecólogo son por sangrados abundantes y el primer paso es consultar con el médico de Atención Primaria”. Sin embargo, incide en la importancia de la concienciación de los profesionales en atención temprana para que “puedan remitir a las pacientes a la atención especializada y allí hacer un diagnóstico y un tratamiento correctos”. Además de identificar las causas de ese sangrado anormal, los especialistas realizarán exploraciones clínicas y pruebas específicas, tales como ecografías, resonancias o analíticas hormonales para conocer si la menorragia es de causa funcional u orgánica.
"Un tercio de las consultas al ginecólogo son por sangrados abundantes"
En caso de que las mujeres sufran menstruaciones abundantes y dolorosas por motivos funcionales, la Dra. Martínez explica que pueden recurrir a la ablación endometrial, una solución “muy novedosa” que consiste en la destrucción o reducción del endometrio, realizada mediante “una técnica muy poco invasiva y con muy buen resultado”. Está indicada en pacientes con menorragias en las que, a pesar de las exploraciones, no se han producido diagnósticos de patologías concretas. Así podrán evitar el tratamiento hormonal, sobre todo en mujeres con riesgo de sufrir trombos o con tumores hormonodependientes, como el cáncer de mama. O, en el otro extremo, evitar histerectomías, cirugías en las que se extirpa el útero.
En palabras de la ginecóloga, la técnica consiste en “destruir el endometrio, que es la capa que reviste el interior del útero, hasta la capa basal, es decir, hasta las primeras células que van produciendo esa capa, para su destrucción. Cada vez que la mujer tiene la regla, el endometrio va creciendo y, cuando alcanza un grosor determinado, se descama y se produce el sangrado menstrual. Pues bien, si hay un crecimiento excesivo, anómalo de esa capa, es cuando se produciría ese sangrado anormal. Con la ablación destruimos esa capa o la dejamos muy fina para controlar el sangrado menstrual abundante”.
“La efectividad de la ablación endometrial es mayor en mujeres de edad más avanzada”
Para realizar la ablación endometrial, se introduce un dispositivo dentro del útero. Después, “se abre una malla que hay dentro, que va a contactar con la membrana endometrial. Ahí vamos a aplicar una energía, que se llama radiofrecuencia, que produce calor y quema esa membrana hasta su destrucción, hasta la zona basal”, explica la Dra. Martínez. El procedimiento no dura más de dos minutos, ejecutado bajo sedación o anestesia local y sin demasiadas consecuencias para la mujer, que simplemente tendrá que esperar en la sala de recuperación en torno a un cuarto de hora. Después, podrá irse por su propio pie a casa y “en dos o tres días, la mujer puede recuperar su actividad normal”.
Aunque esta técnica es “desconocida o poco empleada en España”, la doctora señala que, en realidad, “se empezó a utilizar en la década de los 90 y ya hay más de 3 millones de mujeres tratadas con muy buenos resultados”. De hecho, destaca países avanzados de occidente, como Estados Unidos o norte europeos, como lugares en los que cuenta con mucha más difusión para mejorar la calidad de vida de las mujeres en edad fértil. La experta hace hincapié en que, tras la ablación abdominal, pueden producirse reglas normales, una ausencia de las mismas o sangrados leves. En cualquier caso, el objetivo es disminuir el exceso de sangrado y el dolor en mujeres que “pasan de tener unas reglas continuamente limitantes, cansadas por la anemia secundaria que produce y, de pronto, se ven liberadas”.