La investigación en cáncer es una carrera contrarreloj que cada semana nos proporciona alegrías con la aparición y aprobación de nuevos fármacos. Sin duda, los beneficios que acarrea para los tratamientos oncológicos son múltiples, pero a su vez también conlleva una serie de desafíos tanto para el paciente (nuevos efectos secundarios) como para los profesionales sanitarios (actualización de conocimientos y manejo de los mismos).
“Desde la farmacia tenemos un largo camino por recorrer. Las terapias evolucionan, hay que conocerlas, tenemos que saber qué efectos secundarios hay y qué protocolos tenemos que seguir para dar el mejor consejo y ofrecer los mejores productos”, explica en el coloquio "Skin&Cancer" realizado en ConSalud TV, Amparo Rodríguez, farmacéutica de la farmacia Abadía.
Rodríguez señala en el debate que se debe invertir en “formar equipos” para tratar a estos pacientes e incide especialmente en la gestión “emocional” y atención psicológica porque tienen una sensibilidad elevada. “Es necesario gestionarlo de una manera profesional, cercana y empática”, explica. Para ello pide dedicar más tiempo a los pacientes oncológicos, “hacer una escucha activa” y “usar zonas individualizadas”.
“Es bastante común pensar que cualquier lesión es una alergia y es necesario sentarte con el paciente y explicarle que es un efecto secundario”
Lula Nieto, dermatóloga de la Clínica Universidad de Navarra, resalta la formación y la colaboración con otros profesionales sanitarios. “Son nuevos medicamentos que vemos por primera vez. Es fundamental saber cómo abordar a estos pacientes. Es imprescindible la colaboración multidisciplinar, especialmente con los oncólogos, que son los que dirigen el tratamiento”, asegura.
Nieto cree que es fundamental acercarse al paciente y establecer una serie de mecanismos de “rápida atención” en 24 o 48 horas cuando empiezan las lesiones cutáneas. “Es bastante común pensar que cualquier lesión es una alergia y es necesario sentarte con el paciente y explicarle que es un efecto secundario”.
Javier de Castro, Jefe de sección de Oncología del Hospital la Paz, vuelve a insistir en la importancia de la formación. “El oncólogo tiene que ser consciente de que no sólo debe estar formado en el nuevo fármaco y sus beneficios, sino en sus posibles efectos y cómo tratar al paciente”, matiza. Por eso cree en la importancia de la prevención. “La primera prevención es la información al paciente. Y no puede haber información si el oncólogo no tiene conocimiento ni formación”, explica.
El oncólogo de La Paz cree que en muchas ocasiones hay una parte de los tratamientos que son productos dermocosméticos que los oncólogos desconocen. Por eso, De Castro coincide con sus colegas en la necesidad de la formación multidisciplinar. “Es imprescindible. Ya en la mayoría de hospitales hay consultas de dermatología para pacientes oncológicos. Consultas de alta resolución y rápidas porque los efectos secundarios aparecen al principio”, cuenta.
“El paciente se tiene que sentir bien con su imagen corporal que muchas veces ha sido mutilada por la propia cirugía. Se tiene que poder reinsertar en su vida social. Es una parte imprescindible”
El objetivo final es que el paciente no fracase en la adherencia terapéutica por un problema que puede ser fácilmente prevenible. Darle cantidad, pero también calidad de vida. “El paciente se tiene que sentir bien con su imagen corporal que muchas veces ha sido mutilada por la propia cirugía. Se tiene que poder reinsertar en su vida social. Es una parte imprescindible”, concluye.
La industria tiene que ayudar a esa formación y colaboración multidisciplinar o como lo llama Nicolás Zombre, director General de Pierre Fabre en España, “la cocreación” de los diferentes profesionales. “Es necesario conectar a los profesionales de la salud, desde farmacéuticos a oncólogos pasando por dermatólogos, para crear un entorno empático alrededor del paciente oncológico. Desde el descubrimiento de la enfermedad hasta el tratamiento. El paciente tiene que sentirse identificado y acompañado”, señala.