Las empresas dermocosméticas son cada vez más conscientes del respeto al entorno y de la lucha contra el cambio climático. En los laboratorios Pierre Fabre han abordado este problema desde la filosofía ‘conscious care’, para actuar de forma consciente con respecto al ecosistema: “Es un movimiento humanista comprometido con el medioambiente, el progreso científico y una mejor calidad de vida en nuestros pacientes y consumidores”, señala su Director General de Dermocosmetica en España, Nicolas Zobré.
Una preocupación medioambiental de los pacientes y consumidores de la que también se han percatado los propios médicos en sus consultas: “El grado de concienciación individual influye mucho. Cuando vemos que se cuida la ecología en un prospecto, eso nos importa. El paciente también te lo pide, se manifiesta preocupado por la composición química de las cremas”, explica la dermatóloga del Niño Jesús, Ángela Hernández. “Esta preocupación es imparable e irá a más”, sentencia.
"El paciente también te lo pide, se manifiesta preocupado por la composición química de las cremas”
Del lado de los pacientes confirman esta tendencia: “Cada vez se tiene más conciencia de ello”, asegura Blanca Rubio, presidenta de AMELyA Lupus Madrid. Rubio detalla todo lo que importa a los pacientes y consumidores en un producto: el cómo, el porqué y sobre todo hasta cuando. Cada vez importa más la caducidad de los tratamientos y su eficacia determinada en el tiempo. “Importa la textura, el olor, y el componente de fotoprotección es fundamental. Las personas buscamos bastantes cualidades en el producto”, explica.
Por todo ello, la industria tiene cada vez más claro que es importante escuchar y tener en cuenta los valores por los que está preocupado el paciente/consumidor. En Pierre Fabre, conscientes de la importancia de la transparencia en sus productos y de la buena información que exigen los clientes han elaborado el ‘Green Impact Index’, un índice que permite explicar el impacto social y medioambiental de sus productos