"Conjunto de condiciones que contribuyen a hacer agradable y valiosa la vida". Es la definición que hace la Real Academia de la Lengua de 'Calidad de vida'. Esta definición se une a la que hizo en 2007 la Organización Mundial de la Salud que consideraba que es un concepto "de amplio alcance" que está atravesado de forma compleja por "la salud física" de la persona, su estado fisiológico, el nivel de independencia, sus relaciones sociales y la relación que tiene con su entorno.
La calidad de vida en los pacientes con heridas ha sido el centro del debate realizado en el plató de ConSalud TV. En él han participado las enfermeras Paz Beaskoetxea, enfermera responsable de la Unidad de Heridas Multidisciplinar del Hospital de Galdakao, en Vizcaya y Mónica Costumero, enfermera de Atención Primaria del centro de salud de Monterrozas, en Madrid. Ambas han coincidido en que el dolor y sentimiento del paciente es subjetivo y que el trabajo de los sanitarios consiste precisamente en ayudar a tener una vida "más digna". No solo para el paciente, también para los familiares: "Muchos pacientes con heridas tienen que ir a curarse todos los días al centro de salud. Muchos tienen limitada la movilidad y al final se involucran a hijos, nietos y se acaba mermando la estructura familiar",
"Sería importante empoderar a la enfermería para que sean capaces de tomar decisiones y diagnosticar así como ofrecer las terapias basadas en la evidencia científica"
Ambas aseguran también que es posible objetivar ese dolor subjetivo del paciente con heridas, especialmente los que tienen úlceras venosas. Para ello es necesario hacer un seguimiento más estricto del paciente y la formación de los profesionales sanitarios. "Debemos tener profesionales formados en heridas. Desde el punto de vista de enfermería tiene que haber especialistas en curar heridas y que puedan tomar decisiones basadas en la evidencia científica", explican.
Las enfermeras señalan el caso específico de las úlceras venosas donde tan solo en una de cada seis se utiliza la terapia de compresión, que es el mejor tratamiento según las guías clínicas. "No debemos enfocarnos tanto en los abordajes locales que entorpecen el proceso y merman la calidad de vida", señala Beaskoetxea. "Sería importante empoderar a la enfermería para que sean capaces de tomar decisiones y diagnosticar así como ofrecer las terapias basadas en la evidencia científica", explica Costumero.
Las dos profesionales optan, por tanto, por terapias de compresión para las úlceras venosas. En concreto por URGO K2, un vendaje con dos componentes, uno elástico y otro no elástico. Uno de corta tracción y el otro de larga lo que permite aportar un efecto terapéutico al paciente tanto en reposo como en movimiento y asegura una "terapia 24 horas". Costumero destaca que es "fácil" de colocar (lo pueden hacer incluso los familiares) y que se trata de un vendaje "muy cómodo" que mejora claramente la calidad de vida. Y lo más importante es una terapia que dura siete días lo que permite espaciar las curas en el centro de salud.