Investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) están desarrollando una vacuna contra el coronavirus diseñada para ser menos sensible a las mutaciones y equipada para futuras cepas.
La vacuna ha mostrado resultados prometedores en ratones en un estudio publicado en la revista científica 'EMBO Molecular Medicine', y los investigadores esperan ahora poder llevarla a estudios de seguridad en humanos.
"Se trata de una nueva generación de vacunas contra la COVID-19. La idea es que proporcione una protección más amplia que se asemeje más a la obtenida tras una infección real y que sea un poco más resistente al futuro que las vacunas que se utilizan actualmente", ha comentado Matti Sällberg, uno de los líderes de la investigación.
"La idea es que proporcione una protección más amplia que se asemeje más a la obtenida tras una infección real y que sea un poco más resistente al futuro que las vacunas que se utilizan actualmente"
Diferentes tipos de vacunas han sido muy útiles para impedir la pandemia causada por el coronavirus SARS-CoV-2. Uno de los retos es la mutabilidad del virus, es decir, su capacidad de cambiar para evitar la respuesta de las defensas humanas.
La mayoría de las vacunas actuales se basan en el uso de partes de la llamada proteína de espiga del coronavirus para desencadenar la respuesta inmunitaria del organismo al virus. Es una buena proteína para las vacunas, pero desgraciadamente es en la proteína pico donde se producen frecuentes mutaciones, lo que puede afectar a la eficacia de las vacunas.
ESTA NUEVA VACUNA CONTIENE MÁS PARTES DEL VIRUS
Por ello, los investigadores del Instituto Karolinska están desarrollando una vacuna que contiene más partes del virus, incluidas las que no mutan al mismo ritmo que la proteína de espiga.
La vacuna es una vacuna de ADN, lo que significa que comprende secuencias de ADN que cuando se inyectan en el cuerpo hacen que las células produzcan las proteínas para las que las secuencias de ADN contienen instrucciones. En este caso, se trata de ADN para partes de la proteína pico de tres variantes diferentes del coronavirus y ADN para otras dos proteínas del virus, llamadas M y N, en las que las mutaciones son menos comunes.
"El siguiente paso es probarla en humanos en un pequeño estudio de seguridad, lo que se conoce como estudio de fase I"
En este estudio, los investigadores demuestran que la vacuna protege a los ratones contra la infección grave de la variante beta del SARS-CoV-2, una variante que puede evadir la respuesta inmunitaria, y activa las células inmunitarias (células T) que reconocen el coronavirus presente en los murciélagos.
Los investigadores esperan que la vacuna pueda utilizarse algún día como refuerzo que se administre como complemento tras una vacunación básica con otras vacunas.
"El siguiente paso es probarla en humanos en un pequeño estudio de seguridad, lo que se conoce como estudio de fase I, para el que hemos presentado solicitudes de permiso", apunta Sällberg.