En 2020 hubo 3.941 personas que se suicidaron en España, un 7,4% más que en 2019; por primera vez se superaron las 1.000 muertes por suicido en mujeres. Ante estos datos cualquier terapia o solución se presenta como esperanzadora.
La terapia electroconvulsiva (TEC) reduce un 50 por ciento el riesgo de suicidio entre los pacientes con depresión en el año siguiente a su hospitalización, según un estudio dirigido por el Centre for Addiction and Mental Health de Canadá y realizado en más de 67.000 pacientes.
Este trabajo, publicado en la revista científica 'The Lancet Psychiatry', es el más convincente hasta la fecha que establece un vínculo claro entre la TEC y la prevención del suicidio.
"La TEC redujo significativamente el riesgo de muerte por suicidio al tiempo que es un procedimiento médicamente seguro. Estos hallazgos sugieren que la terapia electroconvulsiva puede prevenir el suicidio en la depresión severa y ser potencialmente un procedimiento que salva vidas", explica el autor principal de la investigación, el doctor Tyler Kaster.
Los investigadores se han enfrentado al reto de encontrar respuestas a la importante cuestión de cómo medir el impacto de la TEC en la prevención del suicidio, ya que estudiar esto en un ensayo clínico sería casi imposible.
El suicidio es un acontecimiento extremadamente raro, por lo que habría que inscribir a decenas de miles de pacientes en un ensayo de este tipo. Este estudio utilizó diez años de datos de hospitalización de pacientes con un nivel de detalle sin precedentes sobre las características sociales, demográficas y clínicas de los pacientes hospitalizados por problemas de salud mental.
Estos conjuntos de datos permitieron a los investigadores identificar a los pacientes con depresión que recibieron terapia electroconvulsiva, así como a los pacientes con características muy similares que no recibieron terapia electroconvulsiva, y luego comparar los dos grupos en cuanto a su riesgo de suicidio en el año posterior a la hospitalización.
Entre los 67.000 pacientes hospitalizados por depresión durante el período de diez años del estudio, algo menos del 9 por ciento recibió la TEC, mientras que el otro 91 por ciento no la recibió. Según los autores, las razones por las que los pacientes no reciben la TEC son el miedo al procedimiento, la falta de acceso al tratamiento o que el equipo clínico no presente la TEC como una opción.
Durante el periodo de estudio, los pacientes que recibieron TEC tuvieron un 50 por ciento menos de suicidios en el año posterior a su hospitalización que los que no recibieron TEC y la muerte por cualquier causa en el primer año tras el alta hospitalaria se redujo en un 25 por ciento.