Un ensayo clínico realizado por primera vez en el Hospital Infantil de Boston, en Estados Unidos, ha descubierto que los trasplantes de microbiota fecal (TMF) de donantes sanos y no alérgicos permiten a algunos adultos jóvenes gravemente alérgicos al cacahuete consumir pequeñas cantidades de forma segura.
Rima Rachid, investigadora principal y codirectora del Programa de Alergia a los Alimentos del Boston Children's, ha presentardo estos resultados en la reunión anual de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI).
Las alergias a los cacahuetes son difíciles de tratar y pueden causar reacciones anafilácticas mortales o casi mortales. Esta alergia no suele superarse, por lo que es necesario examinar de por vida las etiquetas de los alimentos para evitar incluso pequeñas trazas de cacahuetes.
Las alergias a los cacahuetes son difíciles de tratar y pueden causar reacciones anafilácticas mortales o casi mortales
El tratamiento con TMF se derivó de muestras de heces proporcionadas por donantes sanos y no alérgicos y se suministró en cápsulas congeladas. Según el estudio, permitió a algunos participantes que inicialmente tuvieron reacciones alérgicas a menos de medio cacahuete, consumir más de dos cacahuetes antes de reaccionar. Esa cantidad podría ser suficiente para eliminar la preocupación por las trazas de cacahuete en los alimentos, afirma Rachid.
"Estos resultados fueron muy alentadores", resalta Rachid. Un único TMF dio lugar a un aumento significativo del umbral de reactividad al cacahuete tanto al mes como a los cuatro meses del tratamiento, lo que demuestra que el efecto fue prolongado. "Este estudio ofrece la esperanza de que las intervenciones en el microbioma puedan ser eficaces en la alergia alimentaria", añade.
Cada vez hay más pruebas que apoyan la idea de que las bacterias que viven en nuestros intestinos ayudan a configurar nuestro sistema inmunitario. Conocido informalmente como trasplante fecal, el TMF sustituye las bacterias intestinales de los pacientes alérgicos al cacahuete por las de donantes no alérgicos. Los donantes de este estudio fueron seleccionados rigurosamente por OpenBiome, un banco de heces sin ánimo de lucro de Cambridge (Massachusetts, Estados Unidos).
En el ensayo abierto de fase I, participaron 15 personas de entre 18 y 33 años con reacciones alérgicas a 100 miligramos de cacahuete (medio cacahuete o menos). Todos recibieron el TMF, ingiriendo 36 cápsulas en el transcurso de tres horas. En un brazo del estudio, 10 participantes recibieron una única dosis de TMF sola. Tres de ellos (el 30%) fueron capaces de tolerar mayores cantidades, hasta cuatro cacahuetes, cuando se les sometió a la prueba uno y cuatro meses después del TMF.
En el segundo brazo, cinco participantes fueron pretratados con antibióticos como medida adicional para acabar con su propio microbioma, despejando el camino para las bacterias del donante. Tres de los cinco (el 60%) se volvieron más tolerantes al cacahuete después del TMF.
No se produjeron reacciones adversas graves al TMF. Aunque el número de participantes fue reducido, las pruebas de laboratorio coincidieron con los resultados clínicos. Los participantes que respondieron al TMF presentaron un aumento de las células T reguladoras asociadas a la tolerancia inmunológica y una reducción de las células T auxiliares asociadas a la alergia.
El ensayo se basa en años de trabajo preliminar, se comenzó comparando las bacterias intestinales en bebés con y sin alergias alimentarias
Cuando sus microbiomas se trasplantaron a una cepa de ratones propensos a la alergia, los ratones mostraron cambios inmunológicos similares y quedaron protegidos de la anafilaxia cuando se les desafió con alérgenos alimentario, en cambio, cuando se trasplantaron los microbiomas de los no respondedores, los ratones alérgicos no estaban protegidos. "Esto demuestra que la respuesta terapéutica al TMF está relacionada con el microbioma", asegura Rachid.
En la actualidad, las alergias alimentarias suelen tratarse suministrando a las personas cantidades crecientes de cacahuete bajo supervisión médica, a veces junto con medicamentos para suprimir su respuesta inmunitaria. Pero este método no es curativo y no es eficaz en los adultos, según Rachid.
"El efecto a largo plazo de la inmunoterapia oral no está claro, y muchos pacientes la abandonan la terapia con el tiempo, recuerda. Además, requiere una administración diaria y no está exenta de riesgos de reacciones alérgicas. Las intervenciones en el microbioma son alternativas muy prometedoras para tratar la alergia a los alimentos", aclara.
El ensayo se basa en años de trabajo preliminar. Los investigadores comenzaron comparando las bacterias intestinales en bebés con y sin alergias alimentarias. Estos estudios, publicados originalmente en 2019 en la revista Nature Medicine, establecieron que las bacterias fecales de los bebés con alergias alimentarias eran diferentes de las de los bebés no alérgicos.
A continuación, los investigadores experimentaron con TMF en ratones, trasplantando bacterias fecales de los bebés a ratones propensos a la alergia. Los ratones que recibieron bacterias fecales de bebés alérgicos a los alimentos entraron en anafilaxia cuando se les provocó un alérgeno; los que recibieron bacterias fecales de bebés sanos no lo hicieron.
Rachid espera ahora llevar a cabo un ensayo clínico de fase II en niños de 12 a 17 años, con un pretratamiento antibiótico y un preparado purificado de terapia de trasplante microbiano en colaboración con el doctor Alexander Khoruts, de la Universidad de Minnesota. El preparado puede guardarse en el frigorífico de casa, lo que evita que los pacientes tengan que acudir a la clínica para recibir el tratamiento. "La administración en casa hace que las intervenciones en el microbioma sean muy atractivas", reconoce Rachid.