La reducción de dos tercios de la mortalidad por partículas finas en una población urbana podría lograrse a un coste muy inferior al valor de los beneficios sociales y económicos, según un estudio realizado en Francia por un equipo multidisciplinar del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS, por sus siglas en francés).
En el estudio también han participado el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (INSERM, por sus siglas en francés), el Instituto Nacional de Investigación sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de Francia (INRAE, por sus siglas en francés), la Universidad de Grenoble Alpes (UGA) y la asociación Atmo Auvergne-Rhône-Alpes (Francia).
En él, se identifican las políticas públicas específicas que podrían alcanzar los objetivos de salud fijados por los responsables locales, así como sus co-beneficios previstos. Las conclusiones se han publicado en 'Environment International'.
Cada año en Francia, la contaminación por partículas finas (partículas con un diámetro inferior a 2,5 micrómetros) provoca la muerte prematura de unas 40.000 personas. El coste asociado se estima en 100.000 millones de euros al año. A pesar de ello, las políticas públicas de lucha contra la contaminación atmosférica suelen aplicarse sin evaluar previamente sus futuras repercusiones sanitarias y económicas.
Demuestra que los beneficios sociales asociados a las medidas de mejora de la calidad del aire superarían el coste de las mismas
Así, el equipo se centró en los dos sectores locales que más partículas finas emiten: la calefacción de leña y el transporte. De esta forma, demuestran que el objetivo de reducir un 67 por ciento de la tasa de mortalidad asociada a las partículas finas de 2016 a 2030 puede alcanzarse combinando dos medidas: la sustitución de todas las calefacciones de leña ineficientes por estufas de pellets, y la reducción del tráfico de vehículos de motor personales en un 36 por ciento.
En concreto, estas políticas tendrían que ir acompañadas de ayudas financieras a los hogares, el desarrollo de infraestructuras (transporte público y/o carriles bici, entre otras) y programas de concienciación pública.
Según los autores del estudio, el éxito de la aplicación de estas políticas daría lugar a una serie de beneficios adicionales para la salud que irían más allá de los relacionados directamente con las partículas finas, ya que se promovería la actividad física y se reduciría la contaminación acústica urbana, así como las emisiones de gases de efecto invernadero.
En concreto, los escenarios que implican el desarrollo más generalizado de los modos de transporte activos (caminar y montar en bicicleta) conducirían a un beneficio neto de 8.700 millones de euros durante el período 2016-2045, es decir, un beneficio anual de 629 euros 'per cápita' en la región.
Este es el primer estudio realizado en Francia que demuestra que los beneficios sociales asociados a las medidas de mejora de la calidad del aire superarían el coste de las mismas. Por lo tanto, proporciona a los responsables de la toma de decisiones enfoques científicamente validados para mejorar significativamente la salud en todo el territorio.