El avance médico abre paso a descubrimientos innovadores que dejan entrever procesos sobre el propio ser humano que previamente no llegábamos a entender. El estudio de los mecanismos genéticos garantiza un mayor entendimiento del funcionamiento robusto de los programas del desarrollo embrionario y, a su vez, de la formación de los órganos, frente a posibles mutaciones ocasionales de algunos de sus componentes.
Un estudio del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD-CSIC-JA-UPO) ha desvelado que la red genética que sustenta la formación de la retina del ojo es resiliente a las mutaciones que se producen en el proceso.
"Los ojos de todos los vertebrados, no importa si hablamos de un pez, una rana, un pájaro o un ser humano, se construyen de una forma muy parecida en el embrión en desarrollo. Esto se debe a que las instrucciones para su formación dependen de una red de genes que se ha conservado durante cientos de millones de años de evolución de las especies", ha explicado el investigador Juan Ramón Martínez Morales, del CABD.
"Los ojos de todos los vertebrados, no importa si hablamos de un pez, una rana, un pájaro o un ser humano, se construyen de una forma muy parecida en el embrión en desarrollo"
Un puñado de genes maestros controla la activación de esta red y disparan, por tanto, la formación del ojo en el embrión. En el laboratorio del CABD-CSIC, un centro mixto cofinanciado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Junta de Andalucía y la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla, se enfocan en entender la función de algunos de estos genes maestros, los factores de transcripción Vsx1 y Vsx2, cuya mutación resulta en ceguera congénita tanto en humanos como en ratón.
Su falta de función conduce durante el desarrollo fetal temprano a malformaciones graves del ojo (conocidas como microftalmia; es decir, ojo pequeño), impidiendo más tarde la generación de un tipo de neuronas que es esencial para la función de la retina, las células bipolares. "En este trabajo hemos estudiado la función de los genes Vsx en la formación del sistema visual en peces, para entender hasta qué punto su papel se conserva en todos los vertebrados", ha indicado el investigador Joaquín Letelier.
Para ello, han generado animales mutantes utilizando la herramienta de edición del genoma CRISPR/Cas9 en dos modelos de peces evolutivamente muy distantes (en torno a 200 millones de años): el pez cebra y el pez medaka.
"Este trabajo no sólo nos ha permitido generar modelos animales que nos permitirán profundizar en la función de los factores de transcripción Vsx1 y Vsx2, si no que ejemplifica un principio trascendente en biología: el principio de redundancia funcional. Como ocurre en el famoso juego Jenga, la eliminación de un bloque central de la torre genética que sustenta la formación de los ojos parece insuficiente para que el programa entero se desmorone", ha concluido el investigador Martínez Morales.
"Este trabajo no sólo nos ha permitido generar modelos animales que nos permitirán profundizar en la función de los factores de transcripción Vsx1 y Vsx2"
En los organismos vivos, a todas sus escalas de organización, funciona este principio de redundancia funcional, en el que cada proceso va atornillado simultáneamente por mecanismos que funcionan en paralelo. "Por usar un símil, es lo mismo que ir con tirantes y cinturón: si falla uno, el otro sigue actuando y no permite que se bajen los pantalones (o haya defectos en los ojos, en este caso)", ha remachado.