El Gobierno de China ha trasladado el foco de preocupación por la pandemia de COVID-19 hacia Pekín, donde las autoridades centrales han reclamado a las locales más medidas que permitan atajar de una vez por todos un brote de casos que se mantiene prácticamente constante, con decenas de nuevos positivos cada día.
A nivel nacional, los casos diarios han bajado del millar y están ya lejos de los casi 30.000 que llegaron a registrarse a mediados de abril, después de que las autoridades hayan contenido a golpe de restricciones brotes como los de Shanghái, cuyos habitantes han pasado semanas confinados.
En Pekín, el lunes se notificaron 63 positivos adicionales y los expertos vaticinan que el brote de la capital aún podría prolongarse hasta junio, según el periódico 'Global Times' que, al igual que otros medios oficiales, se hace eco de la evidente preocupación por la situación sanitaria.
La vice primera ministra Sun Chunlan, responsable de vigilar la evolución de la crisis epidemiológica, recorrió el lunes algunos de los lugares con casos en Pekín y abogó por una mayor respuesta. Así, aunque señaló que la pandemia parece controlada, aún pueden producirse repuntes puntuales de contagios.
El viaje de Sun a Pekín --después de que se hubiese desplazado el último mes a Shanghái-- es especialmente simbólico, porque demuestra que el Gobierno quiere vigilar más cerca la respuesta de las funcionarios locales. No en vano, ya en otras ocasiones se adoptaron castigos contra autoridades locales por supuestos fallos a la hora de contener la pandemia.
En redes sociales, se han publicado chistes relativos a los confinamientos que supuestamente siguen a las visitas de Sun a distintas ciudades, según la agencia de noticias Bloomberg. Sus viajes suelen preceder a medidas más estrictas para tratar de cumplir la política de casos cero que aún defiende el presidente, Xi Jinping.