Un grupo de científicos dirigido por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Weill Cornell Medicine y NewYork-Presbyterian (Estados Unidos) ha demostrado que la vacuna de Moderna y un candidato a vacuna basada en proteínas provocan respuestas duraderas de anticuerpos neutralizantes contra el SARS-CoV-2 en investigaciones preclínicas en niños, y sin efectos adversos.
La investigación, publicada en la revista científica Science Immunology, sugiere que las vacunas para niños pequeños son "probablemente herramientas importantes y seguras para frenar la pandemia".
"Unas vacunas seguras y eficaces para los niños pequeños ayudarán a limitar la propagación de la Covid-19 porque sabemos que los niños pueden transmitir el virus a otros, tanto si enferman por la infección del SARS-CoV-2 como si permanecen asintomáticos. Además, muchos niños han enfermado e incluso han muerto a causa de la infección, y muchos más se han visto afectados negativamente por las medidas puestas en marcha para frenar la propagación. Por lo tanto, los niños pequeños merecen protección contra la Covid-19", explica una de las autoras del estudio, la doctora Sallie Permar.
Las fuertes respuestas de anticuerpos neutralizantes provocadas por las vacunas en 16 crías de macacos rhesus persistieron durante 22 semanas, y los investigadores están realizando estudios de desafío este año para comprender mejor la posible protección duradera de las vacunas.
"El nivel de anticuerpos potentes que observamos era comparable al que se ha visto en macacos adultos, a pesar de que las dosis eran de 30 microgramos en lugar de los 100 microgramos de los adultos. Con la vacuna Moderna, observamos también fuertes respuestas específicas de las células T, que sabemos que son importantes para limitar la gravedad de la enfermedad", apunta otra de las autoras, la doctora Kristina De Paris.
Para evaluar la vacunación infantil contra el SARS-CoV-2, los investigadores inmunizaron a dos grupos de ocho macacos rhesus infantiles a los 2,2 meses de edad y cuatro semanas después en el Centro Nacional de Investigación de Primates de California
Para evaluar la vacunación infantil contra el SARS-CoV-2, los investigadores inmunizaron a dos grupos de ocho macacos rhesus infantiles a los 2,2 meses de edad y cuatro semanas después en el Centro Nacional de Investigación de Primates de California. Cada animal recibió uno de los dos tipos de vacuna: una versión preclínica de la vacuna Moderna de ARNm o una vacuna basada en proteínas desarrollada por el Centro de Investigación de Vacunas del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID, por sus siglas en inglés), con un adyuvante que estimula las células a través de los receptores tipo Toll 7 y 8.
Es importante destacar que las vacunas no provocaron respuestas de T helper tipo 2, que pueden ser perjudiciales para la eficacia y la seguridad de la vacuna en los bebés
La vacuna de ARNm es como un mensaje; da instrucciones al cuerpo para que produzca la proteína de superficie del virus, la proteína espiga. La vacuna no entra en el núcleo, no afecta a su ADN y no persiste en el cuerpo. En cambio, la vacuna dará instrucciones a las células para que creen la proteína espiga y nuestras células inmunitarias la reconocerán, desarrollando anticuerpos y otras respuestas inmunitarias.
La vacuna del NIAID es la propia proteína de la espiga, que el sistema inmunitario reconoce de la misma manera. Es similar a la vacuna basada en la proteína Novavax, de la que los resultados publicados esta semana indican que es "muy eficaz y segura".
Ambas vacunas provocaron una gran magnitud de anticuerpos neutralizantes IgG contra el SARS-CoV-2 y respuestas de células T específicas de la proteína Spike -IL-17, IFN-g y TNF. Éstas se denominan respuestas inmunitarias T helper 1.
Es importante destacar que las vacunas no provocaron respuestas de T helper tipo 2, que pueden ser perjudiciales para la eficacia y la seguridad de la vacuna en los bebés. Estas respuestas pueden contrarrestar la respuesta inmunitaria contra el virus. Así, las respuestas T helper 2 han dificultado el desarrollo de vacunas en niños pequeños, sobre todo contra el virus respiratorio sincitial (VRS).
"Nos aseguramos de comprobar la existencia de respuestas T helper 2, como la IL4, en el plasma sanguíneo de todos los macacos para estar seguros de que ninguna de las vacunas producía dicha respuesta. Tenemos que seguir estudiando esto, pero hasta ahora no hemos visto pruebas de ello", señala De Paris.