Las personas con VIH tienen mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca que las personas sin VIH, según un nuevo estudio publicado en la revista 'Mayo Clinic Proceedings', uno de los mayores estudios que investigan el riesgo de insuficiencia cardíaca en personas con VIH y cómo ese riesgo varía según la edad, el sexo, la raza y el origen étnico.
"Las enfermedades cardiovasculares han sido una preocupación importante para las personas con VIH durante muchos, muchos años", explica el autor principal del estudio, Michael J. Silverberg, científico investigador y epidemiólogo del VIH en la División de Investigación de Kaiser Permanente. La mayor parte de la investigación en este ámbito "se ha centrado en el riesgo de ictus y ataques cardíacos. Con este estudio, ahora vemos que las repercusiones cardiovasculares para las personas con VIH se extienden a las enfermedades terminales, como la insuficiencia cardíaca", añade.
Silverberg y sus colegas identificaron a 38.868 personas con VIH que eran miembros de Kaiser Permanente entre 2000 y 2016 en una de las tres regiones de Estados Unidos: Norte de California, Sur de California y los Estados del Atlántico Medio. A continuación, emparejaron a cada persona con hasta 10 miembros de Kaiser Permanente de la región correspondiente que tenían la misma edad, género y raza pero no tenían VIH; este grupo incluyó a 386.586 personas. Por último, identificaron a las personas de ambos grupos que habían desarrollado insuficiencia cardíaca durante el seguimiento.
El estudio descubrió que las personas con VIH tenían un 68% más de probabilidades de desarrollar insuficiencia cardiaca que las personas que no tenían VIH
El estudio descubrió que las personas con VIH tenían un 68% más de probabilidades de desarrollar insuficiencia cardiaca que las personas que no tenían VIH, y que las personas de 40 años o menos, de sexo femenino o de etnia asiática o isleña del Pacífico eran las que corrían un mayor riesgo.
"En cuanto a los jóvenes, es posible que tuvieran menos problemas de salud que complicaran la situación, lo que hizo que la insuficiencia cardiaca destacara", señaló el primer autor del estudio, el doctor Alan S. Go, investigador científico principal de la División de Investigación.
"En las mujeres, los datos preliminares sugieren que el VIH puede tener un mayor impacto en su función cardíaca que en los hombres, debido en parte a la regulación hormonal y al aumento de la fibrosis miocárdica, pero esto debe investigarse más a fondo", prosigue. Y, en general, "no se sabe mucho sobre los problemas cardíacos y el VIH entre los asiáticos y los isleños del Pacífico".
Los análisis tuvieron en cuenta si una persona tenía factores de riesgo de enfermedad cardíaca o si tomaba medicamentos para prevenir problemas cardíacos.
"Los pacientes con VIH suelen recibir toda su atención en las ajetreadas clínicas de atención primaria del VIH, y es posible que los signos y síntomas de la insuficiencia cardíaca pasen desapercibidos, lo que provoca retrasos en el tratamiento", añade Silverberg
"Nuestro estudio demostró que el mayor riesgo no se debía a las diferencias en el acceso a la atención médica", resalta Go. "Todos recibían una atención de máxima calidad".
El estudio también demostró que el mayor riesgo de insuficiencia cardíaca no se debía a que las personas con VIH tuvieran más factores de riesgo de enfermedad cardíaca o simplemente experimentaran más ataques cardíacos. De hecho, había una mayor prevalencia de factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares entre los que no tenían VIH, añade el doctor Go.
Los investigadores señalaron que su estudio pone de manifiesto por qué es importante que las personas con VIH y sus proveedores de atención médica sean conscientes de que la falta de aliento, la fatiga, la hinchazón de las piernas, la tos y el dolor en el pecho pueden ser signos de insuficiencia cardíaca temprana.
"Los pacientes con VIH suelen recibir toda su atención en las ajetreadas clínicas de atención primaria del VIH, y es posible que los signos y síntomas de la insuficiencia cardíaca pasen desapercibidos, lo que provoca retrasos en el tratamiento", añade Silverberg.