Las personas con virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y sin enfermedad cardiovascular conocida tienen entre dos y tres veces máscarga de placa coronaria no calcificada que los voluntarios sanos sin VIH, según un estudio realizado en Canadá publicado en la revista 'Radiology'. Los investigadores afirman que los resultados subrayan la importancia de un estilo de vida saludable para el corazón en las personas con VIH.
El VIH/SIDA surgió como una importante crisis de salud pública en la década de 1980. La mortalidad relacionada con la enfermedad alcanzó su punto máximo a mediados de la década de 1990 y ha ido disminuyendo desde entonces, gracias en gran parte a la terapia antirretroviral, que no cura la enfermedad pero ayuda a controlarla.
En la actualidad, las personas infectadas por el VIH viven más tiempo y están cada vez más expuestas a enfermedades relacionadas con la edad, como la enfermedad arterial coronaria. Estudios realizados en América del Norte y Europa han demostrado un mayor riesgo de ataques cardíacos en las personas con VIH en comparación con la población general, incluso después de ajustar los factores de riesgo. Las razones de esto no se conocen del todo.
La prevalencia y el volumen de la placa no calcificada fueron de dos a tres veces mayores en la angiografía coronaria por TC en las personas con VIH
En el nuevo estudio prospectivo, los investigadores compararon la carga y las características de la placa coronaria en 265 participantes, entre los que se encontraban 181 personas asintomáticas con VIH sin enfermedad cardiovascular conocida y 84 voluntarios sanos sin VIH.
Los 265 participantes se sometieron a una puntuación de calcio en las arterias coronarias, una evaluación basada en TC que proporciona información sobre la presencia y la cantidad de placa calcificada en las arterias del corazón.
La mayoría de los participantes también se sometieron a una angiografía coronaria por TC, una opción de imagen no invasiva capaz de cuantificar y caracterizar la placa coronaria y predecir el riesgo de eventos cardiovasculares adversos como un ataque al corazón. Los evaluadores de imágenes, que no conocían las características clínicas de los participantes ni su estado serológico, utilizaron los resultados de la angiografía por TC para clasificar las placas coronarias como calcificadas, no calcificadas o mixtas.
La placa coronaria no calcificada aumenta en las personas con VIH
No hubo diferencias entre los dos grupos en cuanto a la puntuación de calcio en las arterias coronarias y la prevalencia general de placas. La mediana de la puntuación de riesgo de Framingham a 10 años, una medida comúnmente utilizada para estimar el riesgo de enfermedad arterial coronaria, también fue similar.
Sin embargo, la prevalencia y el volumen de la placa no calcificada fueron de dos a tres veces mayores en la angiografía coronaria por TC en las personas con VIH en comparación con los voluntarios sanos no infectados por VIH, tras el ajuste por factores de riesgo cardiovascular. La placa no calcificada puede ser más propensa a romperse que la calcificada.
"Nuestro estudio muestra que la placa coronaria no calcificada aumenta en las personas con VIH --afirma el autor principal del estudio, el doctor Carl Chartrand-Lefebvre, del Departamento de Radiología del Centro Hospitalario de la Universidad de Montreal (CHUM)--. Y se ha demostrado previamente que la placa no calcificada se asocia con peores resultados cardiovasculares que las placas calcificadas o mixtas".
La frecuencia de la placa calcificada se redujo en las personas con VIH. El tratamiento con inhibidores de la proteasa se asoció a un mayor volumen de placa global y mixta.
Los investigadores afirman que los resultados subrayan la importancia de un estilo de vida saludable para el corazón en las personas con VIH
Según el doctor Chartrand-Lefebvre, las diferencias en la carga de placas entre los dos grupos se deben probablemente a una serie de factores, entre los que se encuentra el tratamiento antirretroviral.
"Múltiples estudios sugieren que probablemente exista un impacto de la terapia antirretroviral que podría aumentar el riesgo de enfermedad arterial coronaria, aunque es mucho más ventajoso para las personas que viven con el VIH estar en terapia antirretroviral, en lugar de no tomarla", añade.
Los resultados del estudio sugieren que la adopción de un estilo de vida saludable, crucial para prevenir la enfermedad aterosclerótica en la población general, puede ser especialmente importante para las personas con VIH.
El doctor Chartrand-Lefebvre recomienda que estas personas sean conscientes de sus factores de riesgo cardiovascular, como el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad y la falta de ejercicio físico. También deberían tratar con sus médicos las mejores formas de prevenir las enfermedades cardiovasculares.
"Para los radiólogos, estos resultados sugieren que la interpretación de la angiografía coronaria por TC en las personas que viven con el VIH debería incluir probablemente la cuantificación de la placa coronaria por subtipos para permitir una mejor estratificación del riesgo cardiovascular", explica el doctor Chartrand-Lefebvre.